Uno de los grandes retos para los padres es lograr que sus hijos duerman varias horas, no tengan problemas de insomnio y puedan acostarse más temprano. No importa la edad que tengan, ya sean bebés o niños, buscan formar un hábito en ellos para que no se levanten de madrugada o les cueste despertar al amanecer e ir al colegio.
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El tener un sueño placentero ayudará al pequeño a iniciar el día cargado de energías y buen humor. La cantidad de horas que debe descansar varían de acuerdo a su edad y aquí te las explicamos: un niño de 3 a 5 años debe dormir entre 10 a 13 horas, mientras que uno de 6 a 13, entre 9 a 11 horas.
Irma Reginaldo, psicóloga del Instituto de Psicología Integral Riqchariy, explica que el dormir bien también “implica beneficios de tipo neurológico, a nivel cognitivo y al despertar el pequeño presenta una mejor atención, concentración y memoria”, que lo beneficiará en su etapa escolar.
Si su niño presenta algunos problemas para ir a la cama y dormir lo necesario cada noche, como padres pueden ayudarlo a establecer una rutina y un horario establecido que le brinde completa tranquilidad para descansar. Para lograr que concilien el sueño a su hora y sin mayor problema, la psicóloga brinda algunas recomendaciones:
1. Es importante evitar tener aparatos electrónicos en su habitación, si los tuvieran, mantener horarios fijos de uso. Por ejemplo no pueden estar viendo televisión hasta tarde.
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2. Se debe vigilar que los programas de televisión o videos de internet no tengan contenido de terror, ya que esto puede provocar pesadillas.
3. Algunos niños suelen esperan despiertos a uno de los padres cuando trabajan hasta tarde. En estos casos hay que conversar en familia sobre estas condiciones laborales para lograr que los niños no lleguen a preocuparse.
4.Evite darle alimentos que provocan que los niños se activen, como por ejemplo: los dulces, el café, o el mismo hecho de comer demasiado por la noche o muy tarde.
5. Es esencial que el pequeño llegue a un punto de calma, para ello es recomendable masajes con esencias en sus manos o pies que pueden ser muy reparadores.
6. Leerles cuentos, que también son una herramienta muy buena para que los niños puedan dormir con facilidad.
7. El afecto, caricias y palabras positivas también son importantes para que tengan más seguridad en sí mismos y descansen en total tranquilidad.
Una recomendación final es que los niños, desde que nacen, deben ser educados en sus hábitos de sueño, comida y descanso para así evitar que sufran de insomnio o despertares en la madrugada que no solo los afectan a ellos, sino a toda la familia.
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