Vida y Estilo

‘La palabra de la clown’, por Zoë Massey

gp7ai6xiivhlxptam5adl2r5va.jpg publimetro.pe (SCOTT OLSON/AFP)

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Por Zoë Massey _FOTÓGRAFA-

‘Antes pensaba que era solo una, pero me he dado cuenta de que soy una sola’.

Hace tiempo que no me pasaba leer un libro en un solo día. Y claro, no es tan largo como El Quijote ni tan intenso como algo de Umberto Eco, pero es feliz. Es un libro feliz. Lleno de historias cortitas, anécdotas bonitas, personales. De cosas que, a veces, una se pregunta un día cualquiera en el bus, en el taxi, caminando o a medianoche despertando un rato. Diario de una vaca descarriada (Editorial Planeta) me ha hecho reír, llorar, cuestionar y sorprenderme. Sobre todo, me ha hecho sonreír desde la panza. Tanto que le leí un par de historias a mi chico mientras andábamos cerrando un sábado casero. Con voces, cantadita y todo.

Me di cuenta de que nunca había pensado que Wendy Ramos tenía padres, hermanas, familia. Me reí de mí misma. ¿De dónde pensaba que había salido? Y claro, quizás porque la primera vez que la vi llevaba una nariz, era un personaje casi de cómic y la veía en la TV, la aluciné siempre ficticia. Pues sí, ella tiene papá y lo ama, una mamá que se fue muy temprano, cuando ella recién llegaba, pero con quien llegó a bailar algunas canciones. ¡Caray, no era un cómic! Es humana. Y cuán humana ella.

Wendy ha hecho reír a miles de personas, en decenas de ciudades, en algunos idiomas diferentes (qué cómico pensar que uno también pueda ser uno mismo en otro idioma). Ella ha ido creciendo llevando sanación con una nariz. A hospitales, comunidades, empresas. De pie o gateando, con o sin nariz, una genia de corazón bonito.

Ella es ‘esa vaca que no quiere estar con la manada, la que da problemas porque va donde le da la gana. Todas van juntas donde les decimos, la vaca descarriada no’, (citando a una muy precisa colega argentina Cuti Walberg). Y no creo que eso haya sido una crítica. Dicho sea de paso, qué suerte para nosotros que Wendy lo sea.

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Hoy te recomiendo comprarte un libro que asegura dejarte como resfrescadito, sonriendo, pensando que todo se puede hacer si pensamos más en comunidad y menos en ‘yo-me-mi’. Te dejará también algunas tareas pendientes, que recomiendo cumplir sin roches. Y recomiendo también meter en tu mochila, cartera, morral, canguro, una libretita y un lápiz, porque nunca sabes cuándo tendrás que actualizar tu lista de sueños imposibles.

45 soles (si es que no me equivoco) que aseguran alivianar el día. Tu sábado casero o el inicio de tu lunes en el tráfico. Diario de una vaca descarriada está en librerías y yo, que siempre dejo ir los libros que ya leí y me dejaron contenta, este me lo guardo para cuando haga falta de nuevo encontrar una isla feliz.

¿Qué es lo peor que puede pasar? Que encuentres lo que estás buscando.

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