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POR VANNA PEDRAGLIOCOACH DEPORTIVA Y NUTRICIONAL
Hay algunos días en los que nuestro cuerpo o mente nos piden tomar el entrenamiento con calma. A veces tenemos muchas cosas que nos preocupan, a veces nos sentimos particularmente cansados. Sin embargo, si lo que buscas es un objetivo concreto -perder peso, aumentar masa muscular, ganar fuerza, correr una carrera-, es importante que tengas en la cabeza que debes seguir desafiándote a ti mismo para progresar.
Descansar o tomar pausas muy prolongadas en tu entrenamiento no le dará a tu cuerpo el estímulo necesario para adaptarse y perder grasa corporal, desarrollar masa muscular o correr más rápido. Todo lo contrario. Es por ello que debemos tomar en cuenta algunos indicadores que nos señalan si nuestro entrenamiento no está siendo eficiente para cambiar el modo de hacerlo.
1.- No te estás haciendo más fuerte.
Después de 4 a 6 semanas deberíamos ya notar los resultados de un entrenamiento constante. Si no logras cargar más peso, no sientes que has bajado de peso o tu velocidad no aumenta, es hora de reevaluar lo que estás haciendo. Puede ser que necesites ajustar el nivel de intensidad de tus ejercicios.
Muchas veces no es el volumen (tiempo en horas invertido o la cantidad de ejercicio que hagas), sino la intensidad (peso o dificultad a nivel de pulsaciones) lo que nos lleva a mejorar.
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Si eres relativamente nuevo haciendo ejercicio (menos de un año), entonces debes entrenar a una intensidad media o alta. Esto significa que debe costarte sin perder la técnica. Esa es la única manera de poder mejorar. Aparte de la intensidad, la constancia es la clave del éxito.
2.- No sientes que tus músculos se estén adaptando al esfuerzo
Las agujetas o dolores musculares postentrenamiento en las primeras 24 a 48 horas pueden ser algo bueno y no significar una lesión. Un poco de dolor indica que tu musculatura trabajó lo suficiente para adaptarse al esfuerzo realizado y hacerse más fuerte.
A nadie le gusta sentirse adolorido por mucho tiempo, pero si nunca te duelen los músculos luego de entrenar, es que estás haciendo algo mal. Sería ideal trabajar más duro y para ello te recomiendo que gradualmente aumentes el volumen y la intensidad en el entrenamiento, haciéndolo tal vez de manera más constante o buscando ejercicios más difíciles o con mayor carga.
3.- Te aburres durante tus entrenamientos
Para mantener la constancia, el ejercicio no debe ser siempre tomado solo como una disciplina que no nos motiva. No a todos nos gusta correr, nadar o entrenar, es verdad, por lo que encontrar el tipo de ejercicio que nos motiva, aunque parezca difícil, es muy importante.
El ejercicio no puede ser únicamente el medio para conseguir una meta (bajar de peso o correr una maratón); debemos aprender que el proceso para conseguir el objetivo debe ser lo más divertido posible. Disfrutar el esfuerzo es clave. Si no te mantienes motivado a través de la actividad que haces, debes seguir buscando tu deporte.
Por otro lado, puede ser también que estés haciendo lo mismo por mucho tiempo y necesites un cambio para desafiarte a ti mismo. Una vez que te sientas revitalizado en tu rutina, puedes entonces manipular las variables de tu entrenamiento (intensidad, frecuencia y carga) para seguir progresando. La constancia, el esfuerzo y disfrutar del deporte deben ser las guías para lograr un cuerpo más saludable y lleno de energía. Siempre con objetivos claros, así nunca perderemos la motivación.
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