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Por Vanna PedraglioCoach deportiva y nutricional
Contra lo que creemos, nuestro cuerpo está diseñado por naturaleza para sanarse y repararse a sí mismo y, por supuesto, evitar la aparición de enfermedades. La simple verdad es que la mayoría de enfermedades se dan por mala nutrición, por falta de actividad física, por el estrés diario y por no dormir la cantidad de horas que el cuerpo necesita para autorrepararse y volver a un equilibrio natural.
Hemos olvidado que nuestra alimentación y estilo de vida han cambiado drásticamente en los últimos 100 años. Muchos de nosotros tal vez ni sabemos cómo era la vida entonces y qué comían nuestros abuelos. Creemos que las epidemias actuales de salud se deben a algún proceso misterioso, pero eso es falso. En el pasado, para sanar sin hacer esfuerzo ni gastar en medicamentos –tal como hacemos hoy- se consumían alimentos reales, conocidos ahora como enteros (por no estar procesados). La nutrición se basaba en comida que se encuentra lo más cerca posible a su estado natural. Eran muy comunes para prevenir y tratar cualquier molestia en el organismo las recetas o mezclas de raíces, hierbas o tés. Hemos olvidado que, en tiempos de la abuelita, el té con limón, kion y miel era bueno para el resfrío y que el té de valeriana era lo mejor para dormir o para el dolor.
La falta de consumo de alimentos naturales es la principal causa del sobrepeso y enfermedades metabólicas, muchas de ellas crónicas. Y los principales responsables son el azúcar (que incluye todos los tipos de azúcares, pero en particular el refinado y la fructosa procesada) y las grasas trans (provenientes de los aceites vegetales hidrogenados). Mejor dicho, todo lo que se le adiciona hoy por hoy a los alimentos industrializados. El consumo excesivo de azúcar hace que el nivel de insulina llegue a sus máximos niveles.
La insulina es una hormona que permite que nuestras células utilicen el azúcar, pero cuando se consume en altas cantidades eventualmente las mismas células se vuelven resistentes a esta hormona. Cuando nuestro cuerpo se vuelve resistente a dicha hormona, pues ya no es capaz de utilizar el azúcar como energía, este excedente es almacenado como grasa. Y si el cuerpo entra en modo de almacenamiento cada vez que comemos, es muy difícil que utilice la grasa como fuente de energía. Por lo tanto, usualmente se sube de peso y -peor aún- esta grasa es almacenada en la zona central o abdominal.
La buena noticia es que si se padece este problema, con el tiempo puede revertirse si se come alimentos reales a conciencia y se cambian los carbohidratos netos por grasas saludables. Al hacerlo, el cuerpo puede comenzar una transición de quemar azúcar como principal fuente de energía a utilizar las grasas, con muchísimos beneficios para la salud. No solo en el tema estético con una disminución de la grasa corporal, sino también optimizando la función de las células creadoras de energía en el cuerpo (mitocondrias), ayudando a disminuir la inflamación para permitir que el cuerpo se cure, se regenere y sea más eficiente en la producción de energía, por lo que te sentirás revitalizado.
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Tampoco olvidemos que nuestro organismo fue diseñado para moverse más o menos de manera continua. Permanecer sentado durante la mayor parte del día es algo que no sucedía hace 100 años. De hecho, estudios han demostrado que hacer ejercicio es tan eficaz como el tratamiento con medicamentos, incluyendo antidepresivos, medicamentos prediabetes o enfermedades cardiacas, males que en el pasado eran inusuales.
Hemos evolucionado en aspectos de ciencia y tecnología, pero no en los conocimientos básicos para prevenir y evitar las enfermedades en nosotros mismos. No caigamos en engaños comerciales de los alimentos procesados. Busquemos volver al equilibrio en lo sano y natural.
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