Ingenuamente podríamos creer que el ser popular responde a factores como el atractivo físico o el sentido del humor .Sin embargo, esta respuesta es un poco más compleja.
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Un estudio de la Universidad de Columbia nos da varias luces sobre el tema. El experimento parte por analizar lo que pasa en nuestra cabeza cuando estamos al lado de alguien popular. Por ello, se eligió a un grupo de 26 estudiantes y se les dividió en dos grupos para que así puedan clasificarse entre populares y no populares. Mientras tanto, un escáner registraba la actividad cerebral de los participantes.
Tras el experimento se pudo concluir que cuando observamos a alguien popular, se activa en nuestro cerebro una zona que está relacionada a la motivación. Esto hace que ellos sean percibidos de mejor manera y que así puedan reconocer a sus afines. Por ello nos importa más la opinión de estás personas y las encontramos más interesantes.
Contrario a esto, las personas solitarias vendrían a ser más sensibles al contacto con el prójimo y sienten con mayor intensidad la presión social.
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