Descubrir que un ser querido o uno mismo tiene cáncer puede generar miedo o confusión. El impacto es fuerte no solo para la persona que lo sufre, sino también para su familia.
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En el caso del cáncer de mama, los miedos se multiplican, pues se suele pensar que es una enfermedad heredada, que pasa de generación en generación.
Se estima que solo del 5 al 10% de cánceres de mama son hereditarios, es decir, que se originan por defectos genéticos. ‘Las mujeres que tienen esta mutación llamada BRCA 1 BRCA 2 son generalmente jóvenes y tienen un riesgo de casi 80% de padecer cáncer de mama durante su vida’, explica la Dra. Silvia Falcón, directora ejecutiva del Centro Integral de la Mama de ALIADA.
En caso una paciente sea joven y tuviera antecedentes familiares de primer grado con este tipo de cáncer, es recomendable que se haga una consejería genética.
Este estudio permitirá determinar el verdadero riesgo de cáncer hereditario. ‘Se recomienda solo cuando existen datos suficientes para sospechar que dicho riesgo existe y cuando se dispone de las pruebas que puedan precisarlo’, acota Falcón.
De detectarse la enfermedad, es importante que la paciente reciba consejería y confíe en su médico para preguntar y conocer cuál es su condición. Si el cáncer está en etapas iniciales, el primer tratamiento es la cirugía. ‘Sea que se extirpe toda la mama (mastectomía) o solamente el tumor, todas las mujeres deberían ser tratadas con cirugía de conservación de la mama, salvo que haya contraindicaciones’.
Tras la cirugía, las pacientes deben tener un ‘tratamiento sistémico’ para reducir el riesgo de que el cáncer regrese nuevamente a la mama u otras partes del cuerpo.
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‘Este tratamiento puede consistir en quimioterapia, radioterapia, terapias biológicas y/o hormonoterapia, dependiendo del tipo de cáncer que la paciente tenga’, sostiene Falcón.
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Gracias a todos los que colaboraron con la Reciclatón.