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1. Té negro Posee un aroma más fuerte y su nombre se debe al color de sus hojas oxidadas, que pueden mantener su sabor intacto por años. Es una fuente de cafeína que estimula el sistema nervioso central, relaja los músculos y actúa como diurético. También se dice que es muy beneficioso para el sistema cardiovascular y para prevenir enfermedades.
2. Té verde A diferencia del té negro, este no es fermentado. Sus hojas se recogen frescas. No es tan común, ya que supone una quinta parte del total de té producido a nivel mundial. Tiene propiedades interesantes como un efecto positivo en los cinco órganos vitales, especialmente el corazón. Muchos también le atribuyen una mejora en la cognición, y la prevención del alzheimer, la artritis y el cáncer. Lo cierto es que ayuda al organismo a utilizar la grasa como fuente de energía.
3. Té blanco Es un té levemente oxidado, cultivado y cosechado únicamente en China. Este tipo de té es extraído de las hojas jóvenes de la planta Camellia sinensis, que son secadas al sol y ligeramente procesadas para prevenir su oxidación. Su nombre proviene de las vellosidades blancas de la yema aún no abierta de la planta de té. Tiene propiedades antibacterianas y antivirales, por lo que puede ayudar a fortalecer el sistema inmunitario.
4. Oolong El oolong, o té azul, es un té chino tradicional. Vendría a ser un punto medio entre el té verde y el té negro, en lo que al proceso de oxidación respecta. Es uno de los tipos de té más populares en los restaurantes chinos, y tiende a ser aromático, presentado en diferentes variedades y sabores. Es muy bueno para la digestión y estimulante para el sistema nervioso.
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