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Lic Adelaida SchaafPsicóloga, Especialidad en Terapia Familiar con niños, adolescentes y padresCentro Peruano de Audición, Lenguaje y Aprendizaje
La seguridad y confianza en uno mismo es algo que se va ganando día a día desde la niñez. La primera vez que un niño arma un rompecabezas, no logra colocar las piezas en forma adecuada, al intentarlo una y otra vez, va adquiriendo mayor conocimiento, va entendiendo de qué manera debe rotar la pieza para que encaje en el lugar indicado. Empieza a tomar conciencia de que le sale bien. Va aprendiendo, por experiencia propia, que es capaz y que puede confiar en sus talentos y habilidades. Es así como se va volviendo un niño seguro.
Al inicio de todo aprendizaje, un niño pequeño necesita de un adulto que lo vaya guiando en el camino. Cuando enfrenta una situación nueva que no sabe cómo resolver acude a sus padres, quienes le van enseñando qué pasos dar y cómo lograr solución. Muchas cosas se le enseña explicándole qué pasos seguir y que observe como el adulto lleva a cabo dicha tarea. Sin embargo, es importante que la siguiente vez le den la oportunidad de poner en práctica lo aprendido. Los pasos más fáciles los irá haciendo solo y el adulto hará el resto; gradualmente podrá realizar aquellos que son de mayor nivel de dificultad y mamá ya no tendrá que intervenir. Por ejemplo, aprender a vestirse solo es una habilidad que se aprende en base al entrenamiento. Al principio la mamá es quien viste al niño, pero luego podría animarlo a que él intente hacerlo solo.
También es importante dejarlo tomar ciertas decisiones. En lugar de ponerle la ropa sobre la cama, decirle que escoja el polo que desea ponerse, los juguetes que quiere llevar donde la abuela, podemos explicarle que debe comer el pollo y brócoli en su plato, pero puede elegir que fruta quiere de postre. Adicionalmente, ser demasiado perfeccionistas puede llevarnos a rehacer aquello que, según nosotros, el niño hizo mal. Si se le pide que guarde su ropa en el closet y mete los pantalones en el cajón de los polos, dejarlo así. Si ve que nosotros lo volvemos a ordenar, se va a desanimar y ya no querrá volver a hacerlo.
Vivir apresurados es una variable que afecta mucho. Si van a venir los tíos de visita, y los juguetes están por toda la sala, una piensa que es más rápido y eficiente ordenarlos una misma, que hablar con el niño y esperar todo el tiempo que le tome trasladarlos a su dormitorio. Sin embargo, hacerlo por él es sobreprotegerlo. La sobreprotección de los padres vuelve a los niños dependientes y les quita la oportunidad de enfrentar nuevos retos y desafíos.
Algunas actividades que incentivan y fortalecen la independencia en los niños desde pequeños:
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Niños de entre 2 -2 ½ años:
– Entrar al Nido caminando y cargando su lonchera.
– Dormir en su propia cama.
– No usar chupón.
– No usar pañal de día.
– Guardar sus juguetes por sí solo.
– Compartir actividades con otros niños.
– Visitar casas de sus compañeros.
– Quedarse a solas con sus abuelos.
– Mostrarle a la tía lo que construyó con sus bloques.
Niños de 3 años:
– Desvestirse solo y vestirse con cierta ayuda.
– Intentar jabonarse partes del cuerpo.
– Iniciar diálogos y mantener un dialogo prolongado.
– Proponer actividades y juegos nuevos.
– Narrar experiencias del día a día.
– Poder ir al cine o teatro con su familia.
– Disfrutar del mar o la piscina.
– Ordenar sus juguetes , clasificarlos.
– Poder cantar una canción frente a sus familiares.
– Ayudar a poner la mesa.
– Poder hacer pequeños encargos.