Las residenciales San Felipe, en Jesús María , y Santa Cruz, en San Isidro , acaban de cumplir 50 años. Las actividades de celebración por el aniversario se prolongan durante estas semanas.
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Ambos conjuntos habitacionales, construidos en el primer gobierno de Fernando Belaunde Terry en 1966, fueron concebidos como zonas residenciales autosuficientes para ciudadanos de clase media, con grandes extensiones de áreas verdes, comercios, de culto religioso e incluso colegios.
Estas miniciudades fueron consideradas vanguardistas para su época. Y aún hoy continúan siendo un referente para los grandes complejos de vivienda.
Comunidad integrada
Para el alcalde de Jesús María , Carlos Bringas, la residencial San Felipe (inaugurada el 2 de julio de 1966) no solo es un área privilegiada para sus 8 mil vecinos, sino para los limeños en general.
Este lugar, señala, se basa en un modelo urbanístico que refuerza el concepto de comunidad, al poseer edificios integrados, sin rejas ni divisiones de ningún tipo. Además, cuenta con 107 mil metros cuadrados de áreas verdes que mitigan la contaminación visual y sonora de los alrededores.
Por ese motivo, la comuna ha iniciado los trámites para que el Ministerio del Ambiente la califique como el único conjunto habitacional de alta densidad ecológica de Lima. Un título que facilitaría su protección.
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Por su parte, la residencial Santa Cruz, en San Isidro (entre las avenidas Belén y General Córdova), fue inaugurada el 26 de junio de 1966 sobre un terreno de propiedad militar.
El propósito fue el mismo: ofrecer a las clases medias un conjunto habitacional autónomo, donde la vida de los vecinos confluya en sus plazas, calles y 25 mil metros cuadrados de jardines. La Huaca Santa Cruz queda protegida dentro del perímetro de la residencial.
Para celebrar sus Bodas de Oro, la Municipalidad de San Isidro iniciará en agosto próximo el pintado de los 20 bloques de edificios integrados en este lugar, donde viven 480 familias. No se han pintado hace más de una década.
Asimismo, desde la semana pasada sus dos patios centrales cuentan con señal wifi libre, y se acaba de abrir la Casa del Vecino en el corazón de la residencial.
En este ambiente, ya se vienen realizando talleres dirigidos a vecinos del distrito de todas las edades, a fin de revalorar el concepto de comunidad que dio pie a esta obra hace medio siglo.
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