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Christian CanalesEspecialista en Autismo y Síndrome de AspergerCentro Peruano de Audición, Lenguaje y Aprendizaje – CPAL
Cuando hablamos de personas con TEA (Trastorno del Espectro Autista), usualmente pensamos en personas con dificultades para reconocer emociones y estados mentales, en ellos y también en los demás. Estas características se han ido afirmando como criterio diagnóstico; sin embargo, investigaciones recientes confirmarían que las personas con autismo no necesariamente tendrían deficiencias en la empatía.
Hace algunos años se hablaba de la alexitimia -dificultad para identificar y describir emociones y sentimientos tanto propios como ajenos – como posible rasgo distintivo de las personas con Síndrome de Asperger, posteriormente se concluyó que solo el 50% de estas personas lo presentaban. Recientemente, estudios publicados por el Centro Internacional de Estudios Avanzados (SISSA) en Trieste (Italia) daría cuenta de que las personas con TEA de elevado coeficiente intelectual tendrían un patrón típico al responder a juicios morales a pesar de los déficits en la cognición social y el procesamiento emocional.
La investigación se basó en los resultados obtenidos en dos grupos a través de pruebas de dilemas morales, situaciones hipotéticas en las que la decisión a tomar puede salvar vidas y a su vez implica el sacrificio de otras. Un grupo estuvo conformado por personas con alexitimia y el otro, por personas con TEA de funcionamiento alto. A los participantes se les pidió tomar una decisión frente a un situación hipotética; una de ellas significaba accionar una palanca para que muera una persona, pero a cambio se salvarían un gran número de personas (decisión racional); la otra decisión era no hacer nada lo que implicaría que se salve una persona pero acarreando la muerte de muchas otras (actitud más empática).
El estudio encontró que las personas con alexitimia eran más propensas a elegir la primera opción, es decir, la elección que se basa más en una visión racional de la vida. Por el contrario, las personas con autismo son más propensas a elegir la segunda opción. Como explica Indrajeet Patil, co-autor de esta investigación publicada en la revista «Scientific Reports», «no es cierto que a las personas con autismo no les importe el sufrimiento ajeno. De hecho, y según nuestros estudios, es exactamente al contrario: el rasgo autista se asocia con una empatía anormal hacia los demás e, incluso, se asocia con una mayor tendencia a evitar causar un daño al prójimo».
La directora de este estudio explica que probablemente la confusión provenga de un rasgo de personalidad que se podría encontrar en cualquier persona, tenga o no autismo. «Durante mucho tiempo se ha confundido la alexitimia con los síntomas del autismo, pero ahora sabemos que son distintos. En la alexitimia hay una incapacidad para entender las emociones. Sin embargo, en el autismo hay una menor habilidad para identificar los pensamientos y estados mentales de los demás’, añadió. Es decir, no debemos confundir la alexitimia con la deficiencia de la lectura de los estados mentales.
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Si bien estos estudios no son concluyentes, son pasos iniciales para que, a futuro, se defina un modelo que pueda explicar las relaciones complejas entre diferentes rasgos de la personalidad. Es conveniente realizar nuevas investigaciones para identificar y diferenciar entre la alexitimia y TEA, dejando de lado el estereotipo que éstos últimos pueden ser indiferentes al dolor de los demás.