Hagamos un poco de historia. El empresario italiano Marcel Bich compró a los hermanos húngaros Lászlo y György Bíró la patente del primer lapicero en la década de 1950. El modelo fue bautizado como ’Bolígrafo Bic Cristal’ y prácticamente su diseño no ha variado… salvo por dos agujeros.
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Quienes han utilizado los lapiceros BIC quizá notaron el pequeño agujero en la parte central de poliestireno transparente y otro en la punta de la tapa. ¿Para qué sirven?
El hueco de la parte central sirve para igualar la presión del aire dentro del bolígrafo con la presión exterior. Lo novedoso de estos lapiceros era que la tinta no necesitaba ser presurizada, sino más espesa para su expulsión.
El agujero de la tapa responde a cuestiones de seguridad. En 1991, la compañía recortó la tapa por si alguien llega a tragársela. El orificio hace que la persona pueda seguir respirando con normalidad hasta que puedan extraerle la tapa.
Un dato más para acabar, según con Gizmodo, el corte hexagonal permite ahorrar material y hacerlo más fácil de sujetar.
