Una investigación con roedores llevada a cabo por la Universidad de Princeton dio a conocer que luego de suspender el alimento a estos animales y darles la opción de una comida azucarada y una normal, estos preferían la primera.
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Después de un mes de seguir este patrón diario, las ratas mostraron comportamientos similares a los de adicción con el consumo de drogas. Al consumir grandes cantidades de azúcar, mostraban signos de ansiedad y depresión durante el periodo de privación de alimentos.
Al respecto, científicos expusieron que al igual que las drogas, el azúcar y su consumo excesivo provoca la liberación de dopamina en nuestro cerebro y produce una sensación similar al de la necesidad de consumir azúcar -parecido al de la necesidad de consumir drogas-.
En pocas palabras, esto significa que el acceso repetido al azúcar, con el tiempo conduce a la reacción de dopamina prolongada, mayor sensación de recompensa del cerebro y una necesidad de consumir más azúcar para activar todos los receptores de dopamina del cerebro que ya se acostumbró a recibir.
El cerebro se vuelve tolerante a ella y se necesita mucho más cantidad para alcanzar el mismo estado de satisfacción, expuso uno de los autores de la investigación, Carlo Calantuoni.
Además, otro estudio publicado en “ResearchGate” a inicios de este año por el investigador Victor Mangabeira, asegura que el eliminar el azúcar de nuestra dieta también está relacionado a un comportamiento impulsivo.
Los experimentos mencionados son “extremos”. Sin embargo, nos dan una idea de las bases neuroquímicas de la dependencia del azúcar en nuestro cerebro.