Por Mauricio Niño
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‘Para un francés, hacer crêpes es una tradición. Todas las familias los hacen. Es parte de nuestra cultura, cada uno tiene su forma favorita de doblarlos, incluso los niños los hacen en sus casas’, nos cuenta con nostalgia Samantha Lafosse-marin.
Samantha nació en Martinica, una isla caribeña considerada territorio francés. Vino al Perú el 2008 por un intercambio estudiantil. Sin embargo, nuestro país la cautivó y decidió quedarse.
Fundó el primer local de u crepería, Beso Francés, el 2010 en el Boulevard de Asia. Ya no existe, pero cuenta con otros cuatro módulos en Lima: en el Jockey Plaza, en el Open Plaza de Angamos, en el Club Regatas y uno en el Parque Intihuatana (cuadra uno del Malecón de la Reserva en Miraflores).
El objetivo de Samantha es ofrecer al público peruano ‘un pedacito de Francia’, una experiencia auténtica de gastronomía europea con técnicas y sabores clásicos.
La carta de Beso Francés está dividida en tres: crêpes salados, crêpes dulces y sándwiches. Cuenta con clásicos como los preparados con manjar, fudge, plátano o fresas. Pero otros, como el de pecanas con Nutella o algo tan simple como el de azúcar y mantequilla, son una agradable sorpresa. Samantha pone un cuidado muy especial en los insumos. El roast beef de sus sándwiches y crêpes viene de Osso, de Renzo Garibaldi; el pan es especialmente preparado por El Pan de la Chola; el queso que emplea viene de Oxapampa y trae su café desde Jaén, en Cajamarca.
Por el momento, los sándwiches calientes solo se pueden encontrar en el local de Miraflores, inaugurado en agosto del año pasado.
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‘Son sándwiches muy especiales porque todo se hace a la francesa. Sumergimos el pan en huevo y lo tostamos en la plancha’, nos explica Samantha.
En Beso Francés, todo se sirve al paso. La idea es que compres tu crêpe y puedas disfrutarlo mientras paseas por Miraflores.
