Vanna Pedraglio
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Has encontrado el entrenamiento ideal cuando disfrutas mucho la actividad que realizas, pero también es importante que este sea un desafío para tu mente y tu cuerpo. Muchas veces olvidamos que el esfuerzo es el motivo más importante. Puede ser que nos encante practicar cierto deporte, que se convierte día a día en una rutina. Llegar a este punto para muchos es un logro, pero para los que estamos acostumbrados a vivir el deporte como un estilo de vida puede que en un momento ya no sintamos un cansancio embriagador al terminar la sesión de ejercicio. Cuando pasamos por alto estas señales por puro conformismo, el entrenamiento se ha convertido ya en algo fácil y tu cuerpo está adaptado a esa intensidad.
Cualquier tipo de ejercicio es excelente, pero si lo que buscas es desarrollar musculatura, tonificar, perder grasa corporal, lograr cambios metabólicos y aprovechar al máximo tu tiempo de esfuerzo, debes tener en mente que el objetivo debe ser llevar tu performance a otro nivel. Y para ello ten por seguro que debes entrenar más fuerte. Primero tengamos bien claro el objetivo final: si solo buscamos eliminar el estrés, puede ser que no sea necesario cambiar tu rutina. Está comprobado que el solo hecho de salir a caminar puede reducir dramáticamente la secreción de hormonas como el cortisol, ligado directamente a la sensación de estrés o ansiedad crónica. Pero si lo que quieres es un cambio en serio, te recomiendo una autoevaluación ante estas 7 señales, para que encuentres tú mismo la correcta progresión en tu entrenamiento.
1. No te sientes fatigado después de entrenar. La primera señal a la que debes prestar atención es la de tu sudoración y fatiga post entrenamiento. La sudoración es un buen indicador del trabajo intenso realizado por tu cuerpo. Si ya no sientes ni la sombra de lo que antes te costaba terminar tu rutina, debes empujar tus límites. No es solo cuestión de extender tiempos. Una rutina de intervalos de alta intensidad de solo 10 a 20 minutos puede sacarte rápidamente de tu zona de confort.
2. Puedes mantener una conversación durante tu entrenamiento. Si te la pasas hablando significa que tu sesión de ejercicios ya no es una cuestión de esfuerzo, sino una hora de vida social. Esto no quiere decir que tengas que afectar a tus amistades, pero ten en consideración que, para quemar calorías, tu pulso debe elevarse y tu respiración debe estar agitada.
3. Repites una y otra vez la misma rutina. La variación tanto en el volumen (tiempo total, repeticiones o kilómetros) como en la intensidad (velocidad o carga) es clave para que tu entrenamiento sea progresivo. Para sorprender a tu cuerpo, los cambios deben darse cada 4 a 6 semanas. Es el tiempo límite en que la mayoría ya no responde al mismo estímulo repetido. Para evitarlo, te recomiendo que hagas algo completamente diferente, como cambios en la estructura de tu rutina: circuitos, pirámides o combinaciones de ejercicios.
4. Tu pulso se mantiene bajo y estable. Cualquier tipo de movimiento que encadene varios grupos musculares es muy recomendable, pero es indispensable que al hacerlo tu pulso cardiaco se eleve. Esto muestra que tu organismo está haciendo el esfuerzo ideal.
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5. Te encuentras aburrido y desmotivado. Si te ves dando vueltas y sin concentración es posible que necesites un compromiso externo. En este caso, te recomiendo tener un compañero para entrenar o ponerte bajo la guía de un coach.
6. Hace tiempo que ya no ves progresos o cambios en tu aspecto físico. La finalidad del ejercicio es hacerte capaz de correr más distancias o cargar más peso. Sentirse estancado en algún momento es normal, pero no debes mantenerte ahí por mucho tiempo. Sobre todo si lo que buscas es desarrollo muscular o eliminar esos rollitos que ya no quieres.
7. Ya no sientes dolores musculares o agujetas. Esos dolores en los músculos trabajados son sinónimo de futura adaptación y fortalecimiento de masa muscular magra. No deben ser constantes, pero si ya no recuerdas la última vez que sucedieron es porque debes empujar aún más tu mente al límite y tu cuerpo a nuevos desafíos.