Por Mauricio Niño
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Gino Di Bello Bozzo aprendió a cocinar gracias a sus abuelas. Ellas llegaron a Lima en los años treinta y se establecieron en La Punta, Callao.
Gino pasó su infancia en la cocina de ambas casas, pues estaban apenas a unos metros de distancia.
Los Di Bello provienen de un pueblo llamado Monopoli, junto a Bari, en la región de Puglia, a orillas del Mar Adriático. La cocina local tiene influencias de Grecia y Yugoslavia.
Los Bozzo, en cambio, son de Sori, al norte de Italia, de la región de Liguria, en las costas del Mar Mediterráneo, cerca a la frontera con Francia. Los productos típicos de esta zona son albahaca, romero, alcachofas, anchoas, langostinos y espinacas.
La carta del elegante restaurante Muraglia (Manuel Mendiburu 1025, Miraflores, altura de las cuadras 9 y 10 del Ejército) plasma estas dos culturas, ricas en historia y comida casera y muy tradicional. “Es como si parte de tu familia fuera de Arequipa y otra de Tumbes. En mi caso, son diferentes, pero ambas son italianas’, explica sonriendo Gino, dueño de este restaurante.
Fue con sus abuelas que aprendió que la cocción correcta de una pasta fresca es al dente (debe ofrecer resistencia al ser mordida), que no debes agregar crema de leche al risotto y, lo más importante, que toda comida se acompaña con un buen vino.
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El resultado de estas lecciones es evidente al probar la agradable textura de sus gnocchi al pesto de albahaca y piñones. La pasta se prepara con papa huamantanga. ‘Mis abuelas siempre decían que el Perú tiene los mejores ingredientes del mundo’, nos cuenta.
En la carta también destacan la corvina a la florentina, el carpaccio de lomo, el fetuccini fruti di mare y postres como el merengado. El precio promedio por persona va entre 60 y 80 soles.
Muraglia atiende todos los días en dos horarios. Los viernes y sábados abre hasta las 3 de la mañana. Los horarios exactos se pueden ver en su Facebook.