VANNA PEDRAGLIO
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Con admiración observamos a los súper deportistas batir récords mundiales o realizar hazañas que para nosotros serían imposibles. ¿Será que sus mentes no tienen límites o se debe a una genética privilegiada? Se han realizado muchos estudios de psicología deportiva desde los años setenta para sacar patrones y determinar los factores principales que los llevan al éxito. La mayoría de estos campeones tiene muchas características extraordinarias, pero nombraré las más resaltantes.
La característica principal es la determinación y el compromiso. Estos atletas se mueven por un motor interno que los lleva a querer siempre ser mejores, a autosuperarse continuamente. Disfrutan de la competición y están en constante visualización de sus metas. Una motivación intrínseca o deseo interno los lleva a conseguir logros sin importar qué se interpone en el camino. Son optimistas y positivos, agentes de soluciones, no ven los errores como fallos. Esa capacidad ante la adversidad les permitirá tener la cabeza fría y poder disponer de una velocidad de reacción o de respuesta ventajosa ante su oponente o una situación difícil.
El perfeccionismo es otra conducta que los diferencia, pero hay dos tipos, uno puede ser beneficioso y el otro un tanto perjudicial. Los dos tipos de perfeccionistas son muy organizados y se plantean estándares altísimos, pero los que canalizan de forma óptima este perfeccionismo son a los que no los altera la crítica parental o de los demás, sobre todo cuando son jóvenes. No les frustra demasiado fallar pese a su perfeccionismo. Con esa programación desarrollan una disciplina de vida que al fin y al cabo les facilita la batalla.
Si habláramos solo de estas ventajas psicológicas, muchos diríamos que podríamos ser campeones. Pero hay una habilidad que muy pocos pueden mantener en momentos de esfuerzo máximo: la capacidad de mantenerse enfocado y concentrado sin importar la presión que exista. Ese manejo único del estrés es definitivo. Los campeones son personas que hábilmente pueden bloquear las distracciones y concentrarse en factores claves en el rendimiento; algunos lo llaman sintonizarse o conectarse con un flujo interno que tranquiliza su mente, como si pudieran detener el tiempo.
Un gran ejemplo de alguien que busca la cima de su potencial con convicción para mantener el mismo objetivo durante años es el gran montañista peruano Richard Hidalgo, uno de los pocos a nivel internacional con la visión de alcanzar las 14 cumbres sobre los 8 mil metros alrededor del mundo sin oxígeno. En su caso no solo se trata de comprometerse para mejorar la condición física, sino también de conocerse y saber reprimir emociones.
Les cuento una anécdota que se me quedó grabada. Le pregunté a Richard qué hace cuando alcanza una cumbre. ‘Lo primero que hago es sacar el teléfono satelital y llamar al Perú’, me dijo. ‘En ese momento reprimo mis emociones, porque si me pongo a llorar o me emociono mi cuerpo perdería tanta energía que podría ser fatal’.
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Realmente hay personas extraordinarias en el mundo. Que nos sirvan como ejemplo para buscar ser mejores cada día, porque está en nosotros alcanzar nuestras metas. Sueña en grande y conseguirás grandes, grandes cosas.