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¿Fumar realmente alivia la ansiedad y el estrés?

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El consumo de cigarrillo no calma ningún problema emocional ni tampoco las tensiones, sino por el contrario genera dependencia y destruye el cerebro, advirtió hoy el médico Martín Nizama, director de Adicciones del Instituto Nacional de Salud Mental.

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En vísperas del Día Mundial sin Tabaco, Nizama manifestó que la mayoría de fumadores se vuelven adictos por buscar un ‘buen’ estado de ánimo, cuando en realidad es un ‘falso’ estado de calma, generado por la nicotina que, al dejar de consumirla, produce estrés.

El especialista catalogó a la publicidad que estimula el consumo del tabaco como irresponsable porque estimula a los niños y jóvenes a fumar la droga de necesidad mortal. ‘Comúnmente la población asume que el tabaco no es droga; pero es al contrario, todos debemos saber que el alcohol y tabaco son drogas legales’.

El especialista explicó que la nicotina llega al cerebro y estimula los centros de placer, y así permite que el cerebro requiera de más y más dosis.

En esa línea, advirtió que cuando la persona empieza a fumar en forma regular, ya es dependiente aunque diga que no. ‘El tabaco es una droga y como tal siempre es un riesgo fumar. No sabemos si tenemos una predisposición genética para desarrollar adicciones; por tanto no debemos fumar, porque es dañino para la salud’.

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Subrayó que los jóvenes usualmente empiezan a sentir la tentación de fumar entre 12 y los 14 años. “Es la edad en que comenzarán a separarse de la familia y se acercan más a sus amigos. En dicha etapa son más propensos a la imitación y a rebelarse con sus padres. Están dispuestos a enfrentar más riesgos porque comienzan a sentirse grandes, el cigarrillo es símbolo de su dependencia. Y a esa edad son vulnerables de la publicidad engañosa”.

También sostuvo que la adicción por tabaco no es causa de consulta médica en los establecimientos de salud mental porque los progenitores prejuiciosamente asumen que es un vicio y no una enfermedad.

Según señala la Organización Mundial de la Salud, el consumo de tabaco mata cada año a casi 6 millones de personas, de las cuales más de 600, 000 son no fumadores que mueren por haber respirado humo de tabaco ajeno. Si no se toman medidas, las cifras anual de muertes puede responder a más de 8 millones de personas para el 2030.

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