A sus 35 años, Shimiken, cuyo verdadero nombre es Ken Shimizu, ha mantenido relaciones sexuales con 8.000 mujeres en unos 7.500 “videos para adultos”. Pero, a pesar de sus cualidades hercúleas, ya no puede más y pide refuerzos.
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Su último llamamiento en Twitter, en el que lamentaba que los actores X nipones eran actualmente menos numerosos que los tigres de Bengala en libertad, fue retuiteado por miles de seguidores preocupados por el futuro de la industria pornográfica en Japón, que representa unos 20.000 millones de dólares.
“Somos una especie en peligro. Sólo hay 70 actores porno para 10.000 actrices”, explica Shimiken en una entrevista a la AFP, para quien son cada vez menos numerosos “como los pandas”.
Este Don Juan aficionado al culturismo, cuyos cabellos naranja de estilo punk le hacen parecerse un poco a la versión japonesa del excantante de los Sex Pistols Johnny Rotten, trabaja sin descanso, al ritmo de dos o tres películas de media cada día.
“En general, me acuesto con dos o tres chicas diariamente, es decir, hago el amor unas dos horas al día”, según sus cálculos.
“Es un trabajo duro, pero alguien tiene que hacerlo”, estima este atleta, que distribuye “meishis”, la omnipresente tarjeta de visita nipona, en forma de falo.
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Falta de penes
A Shimiken, que luce una camiseta ajustada con el lema “Sex Instructor”, le gusta enseñar sus bíceps.
El actor sigue una dieta estricta, como revela su bolsa de deporte cargada de barras de chocolate, filetes de pollo y huevos duros. La dieta se completa con cuerno de reno y una bebida a base de extractos de serpiente, con supuestas virtudes afrodisíacas, para mantener su virilidad.
“No tomo Viagra. No lo necesito. Aún no”, asegura este estajanovista del sexo, que protege sus órganos genitales con una crema facial de lujo.
El único accidente laboral lo tuvo cuando una compañera de escena le hirió con un tacón de aguja. “Este trabajo es mejor que trabajar en una oficina. Lo hago desde hace 17 años y no me canso. Continuaría sin problemas hasta los 100”, asegura.
La actriz Anri Okita, una estrella del porno, no escatima elogios para Shimiken. “Sementales como él, maravillas de la naturaleza como él son una raza en peligro de extinción. Es una cuestión de psicología. Sólo Superman puede hacer lo que ellos hacen, poseer esta técnica y este aguante. Japón puede estar orgulloso de ellos”.
Los expertos de la industria atribuyen la falta de penes a las tendencias sociales y a la aparición, a mediados de los años 2000 en Japón, de los “hombres herbívoros” (“soshoku danshi”), que habrían remplazado al macho viril de virtudes masculinas tradicionales.
El concepto de “hombre herbívoro” lo lanzó en 2006 una periodista especializada en cultura popular, Maki Fukasawa, para definir a los jóvenes poco o nada interesados por el sexo, contrarios a los valores machistas e indiferentes al éxito profesional, al contrario que sus mayores.
El ‘Messi del sexo’
“Mentalmente, los hombres se han ablandado, son menos machos, menos aficionados al sexo”, confirma Yuko Shiraki, una excamionera de 39 años, dedicada ahora a los “vídeos para adultos”.
“Muchos han perdido la confianza y no saben cómo expresar su libido. Por eso faltan hombres en la profesión”, asegura. “Esto hace agotador el trabajo de nuestros pobres protagonistas masculinos”.
Tohjiro, uno de los grandes maestros del cine X, está de acuerdo. “Hace 27 años que trabajo en este oficio y he visto aparecer a los ‘herbívoros’. Estos hombres ya no tienen hambre. Ya no tienen deseo”, lamenta el director de 58 años.
Shimiken, sin embargo, no pierde la esperanza. “Hago musculación para ser como Iron Man o Batman. Pero yo soy Sex Man”, bromea mientras adopta una pose de superhéroe.
Para el director Tohjiro, “todo está en la mente”. “Los actores deben actuar bajo una gran presión. Pero si empezamos a pensar en esta presión estamos jodidos”, asegura.
Y termina homenajeando a los corredores de fondo del sexo. “El sexo es difícil. Como el fútbol. No siempre vemos a un Messi o a un Ronaldo. Esto es igual”.