Es sábado por la noche en el Meltdown, un bar de videojuegos al norte de Londres. En vez de elegir entre su videoconsola favorita o salir con los amigos, estos jugadores han fusionado ambas cosas.
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“También jugamos en nuestra casa, pero concretamente nos gusta venir al Meltdown, aquí también organizan torneos de vez en cuando. Es un sitio del que la gente ha oído hablar y es un gran lugar para que los nuevos jugadores vengan y prueben un juego”, comenta el videojugador Lawrence.
Desde las máquinas de juegos Arcade surgidas en los años 70, jugar se ha convertido en un deporte con espectadores, que atrae a una multitud de aficionados deseosa de ver a los mejores jugadores del mundo batallando en una pantalla gigante.
El Meltdown es el único pub de este tipo en Gran Bretaña, filial de una cadena creada en Francia.
“La gente viene a tomarse algo mientras ve una partida, como haría en un bar dedicado al fútbol o a otro deporte. Se ha convertido en una especie de espectáculo. Y, por supuesto, se puede venir a jugar con nuestros ordenadores. Organizamos competiciones, torneos y otros actos”, señala Sophia Metz, cofundadora de Meltdown.
El primero de estos bares abrió en París en el año 2012. Ahora ya hay nueve por toda Europa y cada vez son más populares.
“Creo que veremos muchos más sitios como éste, que ofrecen competir en los videojuegos pero, obviamente, de una manera mucho más social. Vienes, tomas un par de copas, juegas un par de partidas… Es una buena manera de encontrarte con gente y divertirte un rato”, señala el gamer Joshua.
Con 700 millones de jugadores ‘online’ en todo del mundo, el potencial de los bares de videojuegos es enorme. Transformando una tranquila afición doméstica en una bulliciosa salida nocturna.
