Bienvenidos al mundo prohibido de los tatuajes en Corea del Sur.
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‘La razón por la que no tenemos un letrero en la tienda es porque aún es ilegal ser propietario de un salón de tatuajes en Corea del Sur. No pueden descubrirnos. Para los tatuadores artistas, esa es la realidad en Corea del Sur’, considera el tatuador Tatoo Six.
Pese a ser asociados casi exclusivamente con el crimen organizado, los tatuajes están en auge. Más y más personas optan por la tinta y sus diseños.
Para sorpresa y exasperación de su madre, este estudiante de 19 años es un entusiasta de este arte corporal.
“No creo que el dolor de hacerse tatuajes sea adictivo, yo lo veo de esta manera: en una hoja de papel en blanco tu empiezas a dibujar y tienes que terminar. Es así, una vez que empiezas a tatuarte, ves el resto de tu cuerpo como un espacio en blanco. Y tengo la necesidad de llenarlo”, señala el estudiante Suh Hyun-Woong.
Mientras estos salones se vuelven cada vez más populares, la ley no logra seguir el ritmo.
Tatuar no es ilegal en si mismo, pero las normas que lo rigen son estrictas y caen en la órbita del Ministerio de Salud.
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‘La Corte Suprema establece el tatuado como un procedimiento médico que podría tener efectos en las personas. La ley actual señala que un procedimiento médico debe ser realizado únicamente por médicos licenciados. Así que los artistas del tatuaje que ejercen sin una licencia médica violan esta ley’. señala Lim Kang-Sub, director adjunto del Ministerio de Salud.
Las autoridades aseguran que las reglas están diseñadas para reducir el riesgo de contagio de virus VIH y la hepatitis.
Pero mientras el gobierno mantiene su postura, los salones de tatuajes clandestinos continuarán, aunque sea como en este caso literalmente bajo tierra.
