Los lápices y pinceles de todo el mundo han respondido a las balas y bombas, con las líneas que se dibujan en un intenso debate sobre la libertad de expresión.
PUBLICIDAD
Poco después del ataque mortal en París por islamistas armados al semanario satírico Charlie Hebdo, este dibujante holandés comparó el caso con los ataques del 11 de septiembre en los Estados Unidos.
El rol del dibujante es hoy en día el centro de atención.
“Nosotros provocamos, esa es la idea de todos los dibujos, una caricatura que sólo te hace reír y no pensar no es una caricatura, es una ilustración”, señala el caricaturista holandés Ruben L. Oppenheimer.
Los pistoleros afirmaron que el ataque en París era una venganza por las representaciones de la revista del profeta Mahoma, considerado muy ofensivo para los musulmanes.
El temor es que este tipo de violencia intimide a los dibujantes a la hora de empujar los límites de su profesión.
Esta revista satírica turca, con un enfoque político y no religioso, también ha recibido amenazas de muerte.
PUBLICIDAD
“A veces practicamos una forma de auto-censura, auto-control sin que el director o redactor jefe nos advierta. Tenemos límites que no sobrepasamos. A veces nos criticamos entre nosotros y decimos:” No, eso es demasiado fuerte, no puedes ir tan lejos”, considera Aslan Ozdemir, caricaturista de Leman.
Michael Heath, cree que la generación más joven ya ha perdido el interés en las caricaturas políticas.
Y a pesar de que un ejército de artistas respondió a los ataques de Charlie Hebdo, se cuestionan si las caricaturas todavía tienen el poder de hacer a la gente pensar.
“Él está diciendo a un terrorista, ‘Ven un poco más cerca y te arruino dibujando una caricatura de ti.’ Esto es suponiendo que el dibujante tiene la fuerza, o la caricatura tiene la fuerza para detener a la gente y hacerla pensar en sus acciones. Espero que sea cierto, me gustaría que fuera cierto’, señala Michael Heath, editor de caricaturas de la revista Spectator.
En su primera publicación desde los ataques, un desafiante Charlie Hebdo ha puesto una caricatura de Mahoma en la primera página poniendo a periódicos y sitios web en el dilema de publicarla o no.
Muchos han optado por no hacerlo, del mismo modo que no publicaron imágenes del profeta antes, mientras que otros dicen que la imagen es de interés periodístico.
La cubierta ha provocado la condena de algunos líderes musulmanes y el temor de nuevas represalias.
Pero si algo queda claro es que las caricaturas no siempre hacen reír.