Una adolescente tailandesa lidera las voces que apuestan por cambiar el rígido sistema educativo, al que acusan de reprimir el pensamiento crítico e inculcar ideales fuertemente patrióticos y jerárquicos.
Cada mañana, Nattanan Warintarawet se encuentra con un enorme cartel en la puerta de su escuela que muestra doce valores que la junta militar decidió introducir este año como parte de un programa de reformas educativas en Tailandia.