Es objetivo de esta iniciativa, “una primicia” en Francia, es “rehumanizar la vida de los pacientes haciendo más agradable su vivir diario y dándoles además el placer de invitar y ser invitados”, declaró a la AFP la jefa del servicio de terapia paliativa del Hospital Universitario Clermont-Ferrand, la doctora Virginie Guastella.
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Los pacientes en terapia paliativa “no están todos en fase terminal”, precisa la doctora. Pero “a menudo han perdido el gusto” y muchos “son anoréxicos”, por lo que darles a beber un vino de mala calidad sería “una herejía”, agrega.
La apertura del bar de vinos permitirá también a las familias de los pacientes vivir con ellos momentos agradables de intercambio “en un espacio enmarcado médicamente”.
“Es un pequeño detalle, pero puede hacer todo diferente”, explica la médica, recalcando la importancia de “mejorar el marco de vida de los pacientes”.
Una bodega está prevista para conservar “las botellas de vino, así como champán, whisky y cerveza”, indica la doctora Guastella, que espera poder proponer “buenos caldos, como el Pomerol” a los pacientes y a sus visitantes.
El hospital recibe ya muchos donativos de patrocinadores y mecenas, y la bodega está siendo provista.