El hombre más obeso del mundo falleció ayer con casi 600 kilos de peso corporal. Manuel Uribe, de apenas 48 años, murió debido a complicaciones derivadas de su sobrepeso, reabriendo así el debate sobre las políticas públicas en las Américas.
PUBLICIDAD
El rostro de Uribe se hizo popular, quizás, tras aparecer en un documental de Discovery Channel, donde se expuso su dramático caso. Luego de luchar durante al menos 11 años con su enfermedad (obesidad mórbida), Uribe logró perder entre 230 y 250 kilogramos en el 2010, sin embargo, el rápido cambio le provocó mayores problemas a la salud.
Pero el reciente informe publicado por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentaicón y la Agricultura (FAO) nos recuerda que Uribe no es un caso aislado, ya que el 23% de la población de América Latina y el Caribe padece de obesidad.
Esta cifra nos obliga a mirar de una manera más crítica nuestras políticas públicas de agricultura familiar, seguridad alimentaria, nutrición y salud pública en las Américas, ya que 7.1 millones de niños menores de 5 años sufren de desnutrición crónica frente a un 3.8 millones que sufren de sobrepeso.
Estas cifras fueron difundidas tras un encuentro que culminó el último 20 de mayo en nuestra capital, y que busca ser la base para la II Conferencia Mundial de Nutrición (ICN%2B2), que se llevará a cabo en la sede de la FAO en Roma en noviembre próximo.
Con respecto a los problemas de anemia, según la FAO la región está próxima a conseguir la tercera meta del Objetivo de Desarrollo del Milenio, reduciendo a la mitad la proporción de personas que viven con hambre y aumentan de forma paralela los problemas derivados del incremento de las enfermedades crónicas no transmisibles provocadas por la malnutrición, como la desnutrición y carencia de micronutrientes y el aumento del sobrepeso y la obesidad, precisó en un comunicado.
Precisamente, la anemia afecta al 44.5% de los niños y al 22.5 % de mujeres en edad fértil.