Más de cien mil árboles de algarrobo cubren este desierto de arena. Caminar en este lugar es encontrar árboles milenarios de más de veinte metros de altura y hasta cinco metros de circunferencia.
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Los incas llamaban al algarrobo “el árbol de la providencia” por todas sus propiedades. Dicen que combate la anemia, fortalece los huesos y evita la caída del pelo. Su fruto es la algarroba, usada para preparar algarrobina y café de algarroba. A pesar de su importancia, son cada vez menos las personas que se preocupan por este bosque. Actualmente solo ocho personas se encargan de cuidar el Cañoncillo. Y cada vez más los que depredan este bosque a un paso de Pacasmayo.
Aquí se encuentra una ciudadela de barro preínca, el Complejo Arqueológico El Cañoncillo. En el 2001, el INC lo declaró Patrimonio Cultural de la Nación. Y al ir caminando entre el barro, laarena y miles de algarrobos, te puedes encontrar al zorro costeño, que antes compartía este hábitat con la ardilla nuca blanca y el venado costeño, ya extinguidos. Volando alrededor observarás lechuzas, patos, zambullidores, cuculíes, etc. Es importante que lleves binoculares para no perderte estas particulares especies.
Dentro del último bosque de algarrobo que queda vivo en el departamento de La Libertad hay mucho más: dos oasis de agua limpia para refrescarse; caballos silvestres dando vueltas; y lugares para acampar con la tranquilidad que da un desierto lleno de algarrobos. También te puedes topar con distintas plantas medicinales. El concuno, útil para el estreñimiento. El mestrante, muy bueno para los cólicos. La flor de arena, para desinflamar los riñones. Y también la popular y curativa uña de gato. A simple vista, un lugar ideal para curar todos los males.
Cómo llegar Solo ocho personas -antes eran 170- cuidan esta área de protección privada, reconocida así desde el año 2004. Ellos necesitan tu ayuda. Camino. Ir por la Panamericana Norte hasta San Martín (Km 680), próximo al puente La Libertad sobre el río Jequetepeque. Luego tomar un colectivo hasta el centro poblado menor de Tecapa. De allí, se camina 20 minutos hasta el mural del bosque El Cañoncillo. Temporada abierta. Los mejores meses para visitar este lugar son de abril a diciembre. Para apreciar las lagunas son preferentes los meses de julio y agosto. Contacto. Puedes llamar a Sixto Ventura Reyes al teléfono 949-680-835. Ver más en www.bosquecanoncillo.com