Un grupo de investigadores de la Universidad de Purdue y la Universidad Agricultural de China estudiaron muestras de agua de alberca, combinada con una composición de sudor y orina. Lo que descubrieron fue que esta mezcla ocasionaba la creación de una sustancia llamada cloruro de cianógeno, capaz de provocar daños al cuerpo a través de la inhalación. Los principales órganos afectados son los pulmones, el corazón y el sistema nervioso central.
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‘Si los nadadores evitan orinar dentro de la alberca, mejorarían la calidad del aire y del agua’, aseguran los creadores del estudio.
En 2012, la nadadora olímpica Carly Geehr admitió en su perfil de Quora que ‘casi 100 por ciento de los nadadores competitivos orina dentro de la alberca [..] Algunos lo niegan, otros lo aceptan con orgullo, pero todos lo hacemos’.
De acuerdo con Michele Hlavsa, coordinadora de los Centros para el Control y la Prevención de las Enfermedades, de Estados Unidos, la orina también reduce la potencia del cloro, permitiendo que peligrosas bacterias sobrevivan bajo el agua, lo que puede facilitar la propagación de enfermedades.