¡No te pases la lengua!: es un clásico error, especialmente cuando ya los tenemos secos. Las enzimas que contiene la saliva son demasiado potentes y terminan haciéndole más daño a tus labios.
¡No tires la piel!: tirar de la piel seca de los labios es otro error que solo empeora la situación y deja sin protección tus labios.
Usa la ayuda de los pepinos: así como ayuda a descongestionar los ojos, unas rodajas de pepino sobre los labios te ayudarán a devolverles la suavidad y curarlos si están muy heridos.
Recuerda exfoliarlos: para que estén suaves lo mejor es exfoliarlos para sacar toda la piel muerta pero de la manera correcta. Puedes buscar un exfoliador especialmente para esta zona en el mercado, o bien prepararlo tú misma con azúcar rubia y un poco de agua, muy poco, para que el azúcar no se disuelva antes de usarla.
Humecta tus labios: después del baño usa un humectante para labios que proteja la piel de la zona y la ayude a conservar la humedad. También existe una receta casera, aplícate un par de gotas de aceite de sésamo. El resto del día puedes ayudarte con un bálsamo labial.
Mantén todo tu cuerpo hidratado: si están muy secos, tal vez es todo tu cuerpo el que necesita agua, así que no olvides tomar agua en abundancia.