Imagina que tienes tres años y un hombre barbón en traje rojo empieza a reírse en tu cara. Estarías confundido. Asustado. Y probablemente correrías en busca de tu mamá. Así que ¿cuándo y cómo decirle a tu hijo quién es exactamente ese hombre?
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Los niños están listos para entender el contexto de este personaje navideño a la edad de 3 años, según el Dr. Jerome Singer, profesor emérito de Psicología Infantil en la Universidad de Yale (EE.UU.), y especialista en el estudio de la imaginación de los niños. ‘A los 3, 4 y 5 años, los menores se esfuerzan mucho en pretender y creer en distintas cosas’.
De cualquier forma, no se puede escapar del mito. ‘Si tus hijos van al colegio y son parte de la sociedad, entonces es difícil que lo evites’, explica el psicólogo clínico británico Oliver James. ‘A los 4 años, los niños viven en constante fantasía. La idea de que existe un hombre volando por el mundo entregando regalos no es difícil de vender’, indica.
Los padres no deberían preocuparse de participar en esta gran mentira roja y blanca. ‘Mentir es parte de la vida desde una edad muy temprana; los niños lo saben y lo viven con los padres que les piden ‘dile que no estoy’ a alguien por teléfono’, opina James. ‘Así que no hay nada complicado en ello’.
De hecho, fantasear sobre las aventuras de Papá Noel puede beneficiar el desarrollo cognitivo de los pequeños. ‘Hay muchas ventajas para el niño que desarrolla desde temprano la capacidad de pretender e imaginar’, dice Singer.
‘Los niños con imaginación activa desde una edad temprana aprenden un vocabulario nuevo y desarrollan su habilidad de evaluar posibilidades, ya que experimentan con diferentes situaciones sociales, observando qué funciona y qué no. Así aprenden a autorregularse’, explica el especialista.
‘Comunícate con tus niños de manera divertida sobre el mito de Papá Noel’, sugiere Singer, ‘y mantente alerta sobre los factores que los confunden, incluyendo los diferentes Papá Noeles que aparecen en tiendas y la TV’. La mayoría de niños descubre la verdad a través de sus hermanos o amigos en el colegio. No presiones a los niños que quieren creer, pero prepáralos para la verdad cuando estén en edad de ir a la escuela.