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Por Sengo Pérez
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‘¡Pisco! El pisco es el secreto’, dice don Víctor Zapata, productor de una de las marcas más prestigiosas (ganador de varios premios nacionales) de este valle regado por el pisco y el río Cañete.
A sus 85 años, muestra una vitalidad envidiable y tiene para rato. La afamada longevidad de los lunahuanenses es una de las características de este oasis al sur de Lima. Según Zapata, basta un shot o guaracazo espirituoso para llegar más lejos en el tiempo. Es que en Lunahuaná la vid es vida y uno de los cultivos más extendidos del distrito, que tiene en este trago que nace de la uva una de las atracciones para visitarlo. Vivir la vid La historia de las bodegas de Lunahuaná que producían vinos y el aguardiente que después se llamaría pisco se remonta a la época colonial. Reginaldo de Lizárraga, fraile de la orden de San Agustín que recorrió a fines del siglo XVI e inicios del XVII Perú, Chile, Tucumán y el Río de la Plata, describe el valle de Lunahuaná como ‘angosto
pero abundante de mucho vino y frutas’. Y es que, además de la vid, la zona es pródiga en árboles frutales como el níspero, el granado, la guanábana, el ciruelo, el pacae, el manzano y el palto. Historia permanente Pero la historia de Lunahuaná -creado como distrito por decreto supremo del libertador José de San Martín el 4 de agosto de 1821- se remonta mas allá. Era parte del Señorío de Huarco, cuyos feroces guerreros, sin embargo, no lograron resistir el avance de los incas comandados por Túpac Yupanqui, hijo de Pachacútec y correinante del imperio quien, finalmente y después de cuatro años de lucha, logra el control de la región. Allí mandó a construir su cuartel general: Incahuasi
Algunos especialistas no dudan en señalar que, en su momento, fue el centro administrativo inca más importante de la costa del Perú. El tiempo depararía otra sorpresa para los propios vecinos del distrito y para los cultores de los deportes extremos. En el verano de 1984, dos guías de deportes de aventura que tenían al Cusco como centro de operaciones, Wally Valderrama y Chando Gonzales (Expediciones Mayuc), bajaron en balsa el río Cañete desde Socci hasta el Puente Clarita de la Panamericana Sur, en un trayecto que les tomó aproximadamente cuatro horas. Fueron ellos quienes descubrieron el potencial de la región para la práctica de este tipo de deportes. Valderrama regresó al año siguiente y, desde 1989, organiza anualmente el Festival de Deportes de Aventura de Lunahuaná. Como reconocimiento, el pasado fin de semana se disputó en kayac y balsa, el trofeo que lleva su nombre.Los deportes disparadores de adrenalina que se practican en este valle cañetano son el canotaje, en varias modalidades, canopy, rapel, ciclismo de montaña, cuatrimoto y el ya más sereno trekking. La bodega Viñedos de Villa, por su parte en el marco del Festival de la Uva, vino y Canotaje organizó una vendimia a la vieja usanza, uvas recogidas de los viñedos y trasladadas a la bodega a lomo de burro y caballos.La pisada de uvas estuvo a cargo de las agraciadas jovencitas que pugnaban por el cetro de Reina de la Vendimia 2019. No faltó el cajón y y el baile, ni la popular sopa seca, plato emblemático de la región.
Razones para visitar Lunahuaná sobran.
Y si, satisfecho de tantos placeres terrenales -pisco, comida, aventura y sitios arqueológicos paganos- alguna culpa asoma, le quedará la posibilidad -es parte también de las atracciones- de expiarla en la Iglesia Matriz de Santiago Apóstol, cuya construcción data del siglo XVII.
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