Vanna Pedraglio | Head coach en Vanna | Instagram: vannaped y sistema_vanna / Web: www.vanna.pe
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Los tan usuales malos hábitos en nuestra sociedad han llevado a que en las últimas décadas aparezcan muchas enfermedades relacionadas al metabolismo. Sin embargo, el daño ocasionado por el sedentarismo también nos ha hecho más conscientes de lo importante que son la alimentación nutritiva, la actividad física diaria, dormir ocho horas y evitar el estrés para nuestra salud, longevidad o performance deportivo.
Lo primero para adoptar buenos hábitos es adaptar nuestro organismo a la eficiencia metabólica. En síntesis, se trata de enseñarle a nuestro cuerpo a ser más eficiente usando sus propios recursos endógenos (es decir, internos) para producir energía sin recurrir al azúcar ni las grasas. Y es que nosotros somos capaces de producir glucosa de manera endógena, es decir, no necesitamos consumirla, pues no se trata de un nutriente esencial, a diferencia de ciertos aminoácidos (proteínas), ácidos grasos (grasas) o micronutrientes (vitaminas o minerales). En otras palabras, nuestro cuerpo necesita una dieta a base de proteínas (aminoácidos), grasas (ácidos grasos), frutas y verduras (micronutrientes) porque sus rutas metabólicas no las producen.
La mayoría tiene hábitos tan malos que me parece que pocos saben que nuestro almacén interno de glucosa -como los glucógenos en el hígado y los músculos- llega hasta 2.000 calorías, y que el almacén de grasa -como en el tejido adiposo, que además puede convertirse en glucosa de manera interna a través de un proceso llamado gluconeogénesis u oxidarse para producir energía- está entre las 30.000 y 80.000 calorías. Allí hay un montón de energía útil para decenas de días. Si es así, ¿por qué no usamos nuestros recursos internos en lugar de creer que necesitamos carbohidratos para vivir?
La cotidianidad ha vuelto nuestro metabolismo casi totalmente dependiente del consumo de azúcares como su principal sustrato de energía, a pesar de que nos hace envejecer más rápido, genera adicción psicológica y es el causante de la gran mayoría de los desórdenes metabólicos. No se trata de no consumir carbohidratos, pero sí de reducirlos paulatinamente. Así, poco a poco empezarás a utilizar tus grasas, ya que si consumes carbohidratos no utilizarás tus recursos endógenos como el tejido adiposo, pues son fuentes de energía excluyentes.
Te recomiendo pasar más horas sin ingerir alimentos e intenta reducir tu ventana de consumo de comidas a 8 horas diarias. Así irás bajando la tolerancia o resistencia al azúcar y reducirás tu hambre, porque tanto las grasas como las proteínas, verduras y vegetales con mucha fibra son más saciantes. Además, lograrás mayor flexibilidad metabólica y se reducirá tu alimentación emocional (por sentirte enojado, aburrido o deprimido, por ejemplo). Recuerda: ¡la salud es lo primero, siempre!
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