Es muy común ver cómo los padres —-o uno de ellos— sobreprotegen a sus hijos. Sobreprotegerlo es hacer algo que él puede ejecutar por sí mismo. Todo ser humano viene al mundo totalmente dependiente de los demás. Somos los únicos animales que, si nos dejan solos al nacer, morimos. Un perro, un gato, en fin, cualquier animal, depende por muy poco tiempo de su madre. Son independientes (dentro de lo posible) al poco tiempo, mientras que un ser humano necesita años para poder cuidarse a sí mismo, en un proceso que realmente no termina nunca.
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Nadie es totalmente independiente. Todos necesitamos un hombro donde apoyar la cabeza, pero, mientras más nos acercamos a la independencia, más preparados estamos para ser interdependientes. En la interdependencia es donde logramos una buena relación con los demás, una pareja que funcione y un crecimiento constante como seres humanos.
Un niño depende de sus padres y cuidadores por mucho tiempo. Si es abandonado es incapaz de conseguir comida y caminar, y pronto muere sin la ayuda de un adulto. Gracias a ello formamos vínculos con los demás y tenemos la capacidad de amar, pero “un abrazo muy fuerte asfixia al ser amado”. La función de los padres y cuidadores es fomentar la independencia en el niño. De no hacerlo, se le hará tanto daño que se considerará un abuso al menor.
¿Cuáles son las consecuencias de la sobreprotección? Cuando se sobreprotege se “infantiliza” al niño. No crece, ni desarrolla las herramientas necesarias para ser independiente; no sabe defenderse, no puede negociar con los demás sus puntos de vista, tiene una pésima autoestima, vive con miedo y, peor aún, al crecer casi siempre repite esa sobreprotección con sus hijos y su pareja.
Sobreprotegerlo es un abuso al menor. Es tan fuerte en sus consecuencias como la distancia emocional (padres lejanos, no dan afecto, son fríos y a veces abusivos). En el caso de la sobreprotección se infantiliza a los niños, y en el de la “parentalizacion” se habla de abuso psicológico: el niño ejerce funciones que deben llevar a cabo sus padres, es padre de sus padres.
Infantilizar a un niño es, como su nombre lo indica, tratarlo como a un bebé que no crece: todo se le resuelve, no se le dan responsabilidades de ningún tipo, crece incapacitado para tomar decisiones, etcétera. Tanto la infantilización como la parentalizacion son formas de abuso que impiden que el infante tenga un yo fuerte, que sepa manejar su vida, que sea él mismo y no lo que los demás le piden o exigen. Las personas dependientes no sienten que valen, y casi siempre tienen parejas narcisistas que las explotan.
Si de verdad amas a tu hijo, fomenta su independencia desde pequeño. Aquellos que no son independientes, no tienen la capacidad de ser interdependientes, algo indispensable para tener relaciones funcionales. Piénsalo y practícalo.
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