Los gatos deberían ser considerados el animal perfecto de compañía, pues al tener un carácter independiente los cuidados que requieren son menores a los de un perro.
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Sin embargo, estos animalitos muchas veces son rechazados por personas que sin razón aparente les tienen tirria. Hoy en el ‘Día del Gato’ el veterinario de la clínica Zarate, Mirko Castro nos comenta cinco mitos que a lo largo del tiempo han puesto una barrera entre el humano y este adorable felino.
1. Los gatos negros dan mala suerte. No dan mala suerte, sean del color blancos, plomos o tricolor, da igual. Sin embargo este mito ha hecho que la gente tenga reparos y los negros sean los menos adoptados.
2. Los gatos son malos para las embarazadas. No. Mucha gente piensa que los gatos son incompatibles con las mujeres embarazadas por el riesgo de la transmisión de toxoplasmosis (una enfermedad producida por un parásito que puede contagiarse a las personas a través de las heces felinas)
Un felino que no está infectado por el parásito que provoca la enfermedad no puede transmitir de ninguna manera la toxoplasmosis a una mujer en gestación. Sumado a esto, si la mujer ya está inmunizada frente al virus de la toxoplasmosis, no existe ninguna probabilidad de que el feto se infecte.
Un gato que se alimenta a base de alimentos balanceados y lleva una correcta atención veterinaria tiene bajísimas posibilidades de ser portador de toxoplasmosis.
3. Los gatos se llevan mal con los perros . Un gato que convive con perros durante su período de socialización (de las 2 a las 8 semanas) y en adelante, será un gato que interprete a los perros como “especie amiga”. Perros y gatos bien socializados pueden convivir perfectamente en un mismo espacio familiar.
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4. Los gatos podrían ser peligrosos para los bebés. Esto, solo si el pequeño no tiene la supervisión de un adulto. Nunca se debe dejar a un bebé con un gato o cualquier otro animal, en compañía y con una socialización correcta, el gato podría convertirse en un excelente compañero de juegos de un bebé.
Los padres deben enseñar a sus hijos que se debe respetar a este animal y no permitir nunca que le jale la la cola, las orejas o los bigotes, para tranquilidad del gato y evitar una reacción agresiva.
5. Las gatas deben parir al menos una vez en la vida. Las gatas no tienen porqué pasar ningún trauma en absoluto al no tener ninguna camada de gatitos.
Si no pretendemos tener a más gatos, ni que aparezca un día nuestra gata preñada y tengamos problemas, es muy importante que la esterilicemos.
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