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Cada descubrimiento empieza a contar una historia distinta. Y con el hallazgo de una ballena de cuatro patas de 42.6 millones de años en Ocucaje (Ica), capaz de caminar y nadar con destreza, se comenzó a escribir una historia sorprendente que le revelaremos. Además, ha puesto en vitrina el valor científico escondido en los desiertos del sur de Perú.
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A unos 500 metros de la playa Media Luna, en el sur de la región Ica, hay una zona desértica con rocas de 45 y 30 millones de años. Allí se descubrió el fósil del denominado ‘Peregocetus pacificus’, que significa ‘la ballena peregrina del Pacífico’.
En honor a la verdad, para su descubridor, Mario Urbina Schmitt, el espécimen debió llamarse ‘Cholocetus’, por haber sido hallada en Perú.
Era el 2007 cuando el agudo olfato de Mario Urbina (investigador y colector del Museo de Historia Natural( divisó un pez gordo en el desierto de Ocucaje, y años después sabríamos que se trataba del primer cetáceo cuadrúpedo de Sudamérica, y algo aún más asombroso: podía caminar en tierra y poseía un astrágalo de doble polea igual al de los artiodáctilos (hipopótamos, cerdos, entre otros).
Tras recuperar una falange, Urbina retornó a Lima para mostrársela a su “socio”, el paleontólogo Rodolfo Salas-Gismondi, investigador y catedrático de la Universidad Peruana Cayetano Heredia (UPCH), con quien volvió a Ocucaje.
Al llegar a la zona correspondiente a la Formación Paracas, cuenta Salas-Gismondi, apenas se veía una falange y un diente asociado a una mandíbula, pero “inmediatamente supimos que se trataba de un animal terrestre y de cuatro patas, muy primitivo”.
Los trofeos
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Por temas de financiamiento y logísticos, la colecta o recuperación del fósil recién se concretó en el 2011 y estuvo a cargo de un equipo internacional.
Ni el inclemente sol ni el fuerte viento del desierto fueron impedimento para concretar el objetivo. Tras dos días de arduo trabajo estaban frente al esqueleto más completo de un protocétido (cetáceo extinto), al margen de los que se encuentran en Asia y África.
“En Sudamérica no existe ningún fósil de un cetáceo cuadrúpedo”, aseveró Salas-Gismondi en exclusiva para la Agencia Andina.
En la recuperación de los huesos participaron los paleontólogos Christian de Muizon, del Museo de Historia Natural de París (Francia); Olivier Lambert, del Instituto Real de Ciencias Naturales de Bélgica; Giovanni Bianucci, de la Universidad de Pisa (Italia).
Además, los peruanos Rodolfo Salas-Gismondi, Niels Valencia, Alí Altamirano, Eusebio Díaz, así como el descubridor de la ballena con cuatro patas: Mario Urbina.
Se recuperó el sacro, fémur, tibia, vértebras (toráxicas, lumbares, sacrales y de la cola o caudales), falanges, astrágalo, calcáneo, una mandíbula completa y la otra parcial.
Y recuperar la pelvis, las patas posteriores, vértebras de la cola permitió saber que el cetáceo tenía una mezcla de características acuáticas y terrestres, por lo que son considerados los “trofeos”.
El astrágalo (uno de los dos huesos del talón, el otro es el calcáneo) proporciona información sobre las relaciones de parentesco del ejemplar.
“Uno de los huesos más importantes que se encontró fue el astrágalo, hueso que corrobora que los cetáceos [delfines y ballenas] están emparentados con los artiodáctilos, es decir, con los hipopótamos y los cerdos, y eso es algo increíble”, aseveró Salas-Gismondi.
Tal afirmación ya la habían indicado los datos moleculares y paleontológicos. El astrágalo hallado junto con los demás fósiles, que estaban prácticamente en la superficie del desierto de Ocucaje, confirma que los cetáceos están emparentados con los artiodáctilos.
Exámenes
“El estudio filogenético evolutivo permite saber las relaciones de parentesco entre los organismos y el ADN dijo que los cetáceos estaban relacionados con los hipopótamos”, agregó.
Esto confirma que la ballena cuadrúpeda de unos cuatro metros de largo y que vivió hace 42.6 millones de años (Eoceno medio) en la costa de Ica tenía “más la anatomía de un animal terrestre que acuático”.
Otro dato interesante es que los cetáceos llegaron a Sudamérica atravesando los océanos, antes de que fueran totalmente acuáticos.
“Es un animal que tenía capacidades para andar en tierra, tal vez para reproducirse en tierra, tal vez cazaba en el mar; con esas dos capacidades mixtas, de animal terrestre y acuático, fue capaz de viajar grandes distancias, atravesar océanos y llegar hasta Sudamérica”.
Se presume que, de alguna manera, su linaje fue capaz de atravesar el océano Atlántico, cruzar la zona del Caribe y llegar al Pacífico Sur hasta las costas de Perú.
“En algunos momentos de la historia del planeta quizás hubo condiciones favorables para la migración; por ejemplo, tormentas, el nivel del mar bajó, las costas estaban más cerca”, señaló.
Además, se sabe que la ballena de cuatro patas de Ocucaje está muy emparentada a las que existieron en Asia y África.
Los exámenes anatómicos se hicieron en el Museo de Historia Natural de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos; los análisis de microfósiles en rocas en Italia.
Supersorprendente
Para Salas-Gismondi, el descubrimiento en Ocucaje fue más que revelador. Por fósiles descubiertos en Asís y África se sabía del parentesco entre cetáceos y cerdos, pero poder corroborarlo en Perú era “supersorpendete”.
“Nunca hubiéramos imaginado que íbamos a encontrar el esqueleto de una ballena de cuatro patas en el Perú, porque no se sabía que estos animales habían llegado al continente sudamericano. La evolución de las ballenas empieza en el sur de Asia hace 55 millones de años”.
Hace 55 millones de años, las formas más primitivas de cetáceos eran totalmente terrestres y hasta se podían confundir con un roedor.
El paleontólogo de la UPCH explicó: “La forma más ancestral de una ballena tenía cuatro patas, caminaba en tierra y entraba de vez en cuando al agua. Se llamaba Pakicetus y evolucionó en Pakistán, en el mar de Tetis, que existió hace 55 millones de años”.
‘Es muy extraño encontrar un fósil de este tipo y encontrarlo entero es más extraño aún, porque en los países de origen se encuentran por pedacitos. [Es importante porque] cuenta la historia que no se sabe de la costa del Perú de hace más de 40 millones de años’, reafirmó Urbina a la Agencia Andina.
¿Y cómo era la ballena cuadrúpeda de Ocucaje?
La ballena tenía patas posteriores completas, es decir, con fémur, tibia, astrágalo, calcáneo, falanges muy largas. Y las puntas de las falanges más distales están preservadas y eso indica que se podía parar en tierra.
Era un animal que vivía tanto en el agua como en la tierra. Usaba las patas para soportar su peso en tierra y la cola, muy larga y un poco modificada, parecida a la de una nutria (con forma de remo), era usada para nadar.
“Estos animales tenían la capacidad de nadar de una manera muy efectiva, prueba de ello es que pudieron cruzar océanos y la capacidad de caminar en tierra porque sus patas están lo suficientemente bien formadas, al igual que la pelvis y el sacro”.
Su cabeza era muy parecida a la de un cocodrilo. Se encontró una mandíbula completa y la otra parcial. Tenía la dentición afilada de un carnívoro y muestra poco desgaste, evidencia de que era un adulto joven; se desconocen las circunstancias en las cuales murió.
“Lo fantástico de este animal es que es una muestra directa de cómo se produce la evolución. Ocucaje es un lugar fantástico para saber cómo evolucionaron los mamíferos marinos”, subrayó Salas-Gismondi.
Agencia Andina
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