Salud

‘Maní, maní, me muero por ti’, por Milagros Agurto

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Por Milagros AgurtoNutricionista y coach

Para los amantes de este delicioso alimento es obligatorio conocer algo de su historia para disfrutarlo mucho más. Y es que el maní ha sido parte de nuestra vida desde épocas precolombinas. Los mochicas cultivaban maíz, papa, el reconocido yacón y el popular camote; también frutas tan deliciosas como chirimoyas, lúcumas, ciruelas, tumbos y granadillas; y otros alimentos como el zapallo, la caigua, el tomate, el ají y, por supuesto, el glorioso maní.

El maní se colocaba en las tumbas como ofrenda, representando la vida después de la muerte. Además, muchas vasijas tomaban la figura de este alimento, aludiendo quizás al valor que tenía dentro de nuestra cultura. Investigaciones realizadas en sitios arqueológicos han encontrado restos esqueléticos que demuestran el uso del maní como alimento en varias civilizaciones precolombinas.

Por lo tanto, todo peruano que se respeta y es amante de su historia, debe conocer más de este maravilloso alimento. Se le achaca más de una ignominiosa frase, como esas que dicen ‘el maní me cae como patada al hígado’ o ‘no como maní porque engorda’ o ‘no hay forma que coma maní porque es pura grasa’. Injustas apreciaciones que hoy me encargaré de desmitificar para colocar a este bendito alimento en el pedestal que le corresponde.

Para empezar, hay que conocer su nombre científico: Arachis hypogaea. A quienes lo consideran un fruto seco tendré que explicarles que en realidad es una legumbre, tal como el frejol, la vainita o los pallares. Crece bajo la tierra en unas vainas leñosas, a diferencia de la nuez que crece en el árbol, y se va secando a medida que madura.

Esta semilla oleaginosa conocida como maní contiene alrededor de 48-50% de grasa y 25% de proteína. Una porción promedio de consumo diario es una cucharada, que pesa alrededor de 20 gramos, de los cuales, si sacamos cuentas, hay unos 10 gramos de grasa (al día necesitamos unos 65 gramos de grasa). Respecto a su valor calórico, esa porción aportará cerca de 116 kilocalorías. Al ser un alimento vegetal, no aporta colesterol y el tipo de grasa que predomina es la monoinsaturada, conocida como cardiosaludable porque ayuda a combatir el colesterol elevado (es igual a la que tienen el aceite de oliva, las aceitunas y la palta). Tiene apreciables cantidades de potasio (ayuda a que nervios y músculos se comuniquen), fósforo (para la formación de huesos y dientes), ácido fólico (vitamina indispensable para el bebe en gestación) y otras vitaminas del complejo B.

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Pero lo que también hay que saber es que el maní puede causar alergia, lo que no es otra cosa que una reacción adversa al alimento que tiene en su origen un mecanismo inmunitario. Según la OMS, la prevalencia estimada de las alergias alimentarias es del 1% al 3% en los adultos, y del 4% al 6% en los niños. Uno de los alimentos implicados con mayor frecuencia en alergias es el maní, por lo que una vez reconocido el caso debe evitarse su consumo y, por supuesto, cualquier preparación que lo contenga.

Algo que no podemos olvidar es que el maní tostado y salado generalmente tiene un adicional de grasa y sal, lo que aumentaría no solo calorías sino también grasa a la dieta, por lo que siempre será mejor escoger el maní tostado natural.

Receta de cupcakes Después de haber escrito tantas maravillas sobre el maní, no puedo quedarme sin compartir una de las mas ricas recetas que tengo. La encontré hace algunos años en el universo de Internet: cupcakes de mantequilla de maní.

Ingredientes: – Cuatro cucharadas de mantequilla sin sal – 225 gramos de azúcar rubia – 115 gramos de mantequilla de maní – Dos huevos enteros – Una cucharadita de esencia de vainilla – 225 gramos de harina preparada – Dos cucharaditas de polvo de hornear – 100 mililitros de leche

Preparación: Bate la mantequilla con el azúcar y la mantequilla de maní de uno a dos minutos. Luego, agrega los huevos previamente batidos y mezcla bien de a pocos. Aparte, tamizar juntos todos los productos secos que se irán agregando a la mezcla anterior y alternando con la leche. Se termina como siempre con producto seco.

Se pone en moldes de cupcakes o minicupcakes, se hornea a temperatura moderada de acuerdo a cada tamaño y ¡listo! Les dejo mi mejor secreto: si quieren que los cupcakes queden con un espectacular sabor a maní, dejen que la masa repose unas horas y verán que comerlos es como tocar el cielo.

Además, pueden también mezclarlos con fruta picada y yogur. Puede añadirse a las ensaladas en lugar de usar aceite, dándole un toque exquisito o simplemente comerlos solos. La idea es no sobrepasar la porción indicada y controlar las otras grasas que se consumen durante el día. Bien dice la letra de la vieja canción ‘El manisero’: ‘Caserita, no te acuestes a dormir, sin comerte un cucurucho de maní…’.

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