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Hombre de 98 años que sobrevivió al Holocausto asegura tener “el secreto de la felicidad”

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Edward ‘Eddie’ Jaku pudo haber sido testigo del terror impartido por la Alemania Nazi durante la Segunda Guerra Mundial; sin embargo, se describe a sí mismo como “el hombre más feliz del mundo” y, a sus 98 años, asegura que busca trasmitirles a las nuevas generaciones su receta para tener una buena vida.

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Según Jaku, todo se resume a una enseñanza que le transmitió su padre y que parece haber tenido efecto: “no debes odiar”.

“El odio es una enfermedad. Destruye primero a tu enemigo, pero a ti también”, dijo durante una entrevista con “No Filter”, un podcast del sitio australiano Mamamia.

Asimismo, que el secreto de la felicidad radica en ser solidario y ayudar a los demás. “Hay más placer en dar que en quitar”. “Sé que lo que das tiene su recompensa. Si no das nada, no recibes nada”, agregó.

Jaku, quien vivió 15 meses en el campo de exterminio en Auschwitz, mencionó también que “una buena esposa y la amistad” complementan su felicidad.

“Quiero enseñarles a todas las personas que son jóvenes: si no aprenden de nosotros, no habrá futuro”, afirmando que su objetivo por estos tiempos es transmitir sus aprendizajes a las nuevas generaciones.

Eddie recuerda muy bien cuando, hace más de 75 años, fue llevado junto a su familia judía al campo de exterminio de Auschwitz.

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Él había conseguido un trabajo nocturno en una fábrica de cigarrillos en Bruselas y vivía junto a sus padres y su hermana en el ático de una casona; sin embargo, todo cambió la mañana del 17 de octubre de 1942.

“Regresé a las tres y diez de la mañana. No había luces. Pensé que todo el mundo estaba dormido. Pero mis padres y mi hermana ya habían sido tomados; me estaban esperando. Y esta vez era para Auschwitz”, contó.

“Alguien nos denunció”, concluyó tras toparse con el grupo de militares que esperaba a su llegada.

Cuando llegó al campo se topó cara a cara con Josef Mengele, el “ángel de la muerte” nazi acusado de haber enviado a miles de prisioneros a la muerte en campos de concentración y quien decidió el futuro de Eddie y de su familia.

“Vi a mi padre ir en un camión. Así que fui detrás de él, me agaché y estaba casi en la camioneta cuando un buen hombre, un buen soldado dijo: “¡Oye, tú! ¿No te dijo que fueras por este lado? “. Entonces me dijo: ‘Tu padre entra al camión y tú entras en el campamento’.

“Nunca volví a ver a mi padre”, recordó. “Mi padre, de 52 años, y mi madre, de 43, murieron esa noche en una cámara de gas. Pasaron 20 minutos antes de que se asfixiaran”.

Jaku, por su parte, sobrevivió gracias a sus conocimientos en ingeniería, cosa que le permitió convertirse en gerente de un taller nazi. Durante dos meses trabajó directamente para Mengele, quien le encargó que hiciera una pequeña mesa de operaciones.

Eddie vive actualmente en Sydney y asegura que existen dos lugares a los que jamás volvería: Alemania, donde inició el horror nazi, y Polonia, país en donde murieron asesinados sus padres.

“No puedo y no perdonaré ni olvidaré”, dijo Eddie, “pero seré feliz hasta que me muera. Les enseñaré a los niños cómo ser felices y hacer de este mundo un lugar mejor para todos”.

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