El trágico destino de tres surfistas que buscaban aventura y diversión en las costas de México ha dejado consternados a amigos, familiares y a la comunidad internacional del surf. Los hermanos australianos Callum y Jake Robinson, junto con su amigo estadounidense Jack Carter Rhoad, fueron víctimas de un violento asalto mientras disfrutaban de su viaje por las playas cercanas a Ensenada, Baja California.
PUBLICIDAD
Los tres jóvenes surfistas, apasionados por las olas y la exploración, desaparecieron el 27 de abril, para luego ser encontrados sin vida en un pozo, con heridas de bala en la cabeza. Este trágico suceso ha conmocionado a todos, y las autoridades mexicanas han detenido a dos hombres y una mujer bajo sospecha de participación directa o indirecta en los asesinatos. Callum Robinson, de 33 años, era un deportista destacado, graduado de la Universidad Stevenson de Maryland y miembro del Equipo Nacional de Lacrosse de Australia. Su madre, Debra Robinson, lo describió como un joven diabético que irradiaba alegría y bondad.
Los amigos apasionados por el surf que perdieron la vida en México
Emily Horwath, su novia, compartió su dolor en redes sociales, recordando a Callum como un amigo leal y un espíritu lleno de vida. Jake Robinson, de 30 años, el hermano menor de Callum, también dejó una profunda impresión en quienes lo conocieron. Ávido viajero y amante del surf, Jake compartía su pasión por la aventura a través de Instagram, registrando sus viajes por todo el mundo. Su amiga Jenny Nguy lo recordó como un ser lleno de sonrisas y bondad, cuya ausencia dejó un vacío imposible de llenar.
Jack Carter Rhoad, de 30 años, era amigo cercano de Callum y vivía en San Diego, donde trabajaba en una empresa de servicios tecnológicos. Anteriormente, había fundado una empresa de ropa y había jugado al fútbol profesional en Guatemala. Su amigo Lee Penlandlo describió como una persona cuya presencia irradiaba alegría, amor y bondad, y cuya pérdida deja un profundo dolor en sus seres queridos.
El trágico destino de estos tres jóvenes surfistas ha sacudido a la comunidad internacional del surf y ha puesto de manifiesto los peligros que enfrentan los viajeros en algunas regiones del mundo. Sus vidas fueron cortadas prematuramente, pero su legado de amistad, aventura y pasión por el mar perdurará en los corazones de quienes los conocieron. Que su memoria sea un recordatorio de la fragilidad de la vida y de la importancia de vivirla al máximo cada día.