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Rose Hanbury: la extraña situación que afecta a la supuesta amante de William en su palacio

La marquesa de Cholmondeley tiene unos meses en el centro de la polémica, pero ahora se ha visto sorprendida por una extraña situación en su hogar

Príncipe William / Rose Hanbury
Príncipe William / Rose Hanbury Rose Hanbury: la extraña situación que afecta a la supuesta amante de William en su palacio (WPA Pool/Getty Images)

Cuando todavía no se sabía que le sucedía a Kate Middleton y todos los rumores apuntaban a una supuesta infidelidad de William, el nombre de Rose Hanbury volvió a salir al aire libre. Su vida, su amistad con la princesa de Gales, su mansión y su profesión… Todo lo relacionado con ella era noticia. Fue entonces cuando la corona británica quiso eliminar cualquier polémica con el anuncio del cáncer de la futura reina de Reino Unido. Un comunicado en vídeo que dejó a cualquier sin palabras.

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Rose Hanbury vivió una experiencia extraña en su propio palacio

No obstante, Rose Hanbury se ha convertido en una de las protagonistas más populares de los titulares del mundo, no por el supuesto amorío con el príncipe William sino también porque forma parte de la realeza británica. Casada con David Rocksavage, 23 años mayor que ella, Hanbury es marquesa de Cholmondeley. La pareja reside en el lujoso Palacio de Houghton Hall, en Norfolk, donde ella ha experimentado una extrañas situación hace días.

Construido tiempo atrás por el que fuera primer ministro de Gran Bretaña y antepasado del aristócrata, Robert Walpole, el palacio donde viven los aristócratas tiene unos grandes jardines donde han aparecido unas grandes estatuas. Se trata de estructuras de metal de hombres y mujeres desnudos que rodea el Houghton Hall de David Cholmondeley y Lady Rose Hanbury.

Unas figuras metalicas han aparecido en el jardin de la marquesa de Cholmondeley

Estas figuras metálicas son parte de una exhibición de arte de 2024 del artista Sir Antony Gormley y se exhibirán del 21 de abril al 31 de octubre. El artista también presentó unas obras similares en la playa Crosby de Liverpool, unas obras que los habitantes de la zona señalaron como “juguetes sexuales” y “excrementos de conejos gigantes”.

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