Este Viernes Santo, un conocido aldeano filipino se hizo clavar a una cruz de madera por 35ta vez para recrear el sufrimiento de Jesucristo, para, según él, a rezar por la paz en Ucrania, Gaza y el Mar del Sur de la China.
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Frente a un centenar de espectadores, Ruben Enaje, un carpintero y pintor de carteles de 63 años, fue clavado en una cruz junto a otros 9 devotos. Estas crucifixiones se han convertido en un espectáculo religioso anual que atrae a turistas a tres poblaciones rurales en la provincia de Pampanga, al norte de Manila.
El aldeano es casi una celebridad local
Enaje es conocido como una celebridad local por su papel de “Cristo” en la recreación del Vía Crucis del lugar. El cruento ritual se reanudó el año pasado tras una pausa de tres años debido a la pandemia de coronavirus.
Antes de la crucifixión, Enaje dijo en entrevista telefónica con la Associated Press, el pasado jueves por la noche, que había pensado en desistir de la penitencia anual debido a su edad, pero que no pudo rechazar los pedidos de los aldeanos de que ore por sus parientes enfermos y los afectados por toda clase de males.
Según el hombre, la necesidad de las oraciones se ha acrecentado en un período alarmante de guerras y conflictos en el mundo: “Si estas guerras se agravan y extienden, más gente, sobre todo jóvenes y ancianos, se verán afectados. Son gente inocente que no tiene nada que ver con estas guerras”, dijo Enaje.
Enaje también se mostró conocedor y consciente de cómo esto ha afectado a Filipinas, señalando que a pesar de la distancia, las guerras en Ucrania y Gaza han elevado los precios del petróleo, el gas y los alimentos, afectando los escasos ingresos de los pobres, dijo.
Por otra parte, otro aspecto que preocupa al hombre es la disputa territorial entre China y Filipinas en el Mar del Sur de la China, motivo por el que también incluyo el conflicto en sus rezos. “China tiene muchos buques grandes, ¿te imaginas lo que son capaces de hacer?”, preguntó.