MADRID, 19 (EUROPA PRESS)
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Naciones Unidas ha reclamado a los países del Sahel que incrementen sus esfuerzos para combatir el tráfico de armas en la región y ha alertado que este fenómeno está alimentando el ciclo de violencia y desplazamiento que sacude desde hace años esta parte del continente africano.
"A pesar de que más de 9.300 personas murieron en incidentes violentos en países del Sahel en 2022, la principal fuente de incidentes violentos no está relacionada con enfrentamientos entre grupos armados y fuerzas progubernamentales", ha dicho en su informe la Oficina de Naciones Unidas Contra la Droga y el Delito (UNDOC).
Así, ha apuntado a "factores que se refuerzan mutuamente" que "han contribuido al crecimiento de la insurgencia y el bandidismo", incluidas "las tensiones intercomunitarias, la violencia entre agricultores y ganadores, el extremismo religioso violento y la competición en torno a los escasos recursos como el agua y la tierra cultivable".
"Todos los grupos implicados necesitan armas de fuego y munición y, mientras se multiplica su número, también lo hacen las oportunidades de negocio para los traficantes de armas en los países del Sahel", ha dicho, antes de subrayar que "si bien hay pruebas sobre el tráfico de armas de largo alcance al Sahel, también por aire desde Francia y Turquía a través de Nigeria, parece que la inmensa mayoría de las armas con las que se trafica en la región se obtienen en África".
En este sentido, ha señalado específicamente a Libia como una fuente desde 2019 de "armas recientemente manufacturadas" y ha recalcado que "las pruebas demuestran que el desvío de armas desde las Fuerzas Armadas nacionales, ya sea a través de su captura en el campo de batalla, el robo en armerías o la compra a elementos corruptos en el seno de los ejércitos, es la principal fuente de armas de fuego en los países del Sahel".
"Además de permanecer en la región, las armas traficadas en el Sahel también encuentran su camino hacia países costeros de África occidental y han sido usadas en ataques terroristas en el golfo de Guinea", ha alertado, al tiempo que ha recordado que algunos estados de la región "han armado a milicias u otros actores no estatales" para defenderse de los grupos extremistas. "Algunas de estas armas son aún más susceptibles de ser desviadas que las confiadas a estructuras nacionales de seguridad", ha advertido.
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La UNDOC ha especificado que "pese a que hay numerosas fuentes de armas de fabricación casera, el principal mercado para armas artesanales fabricadas en África occidental y central implica que hay límites al suministro", antes de explicar que "mientras grupos extremistas violentos vinculados a Al Qaeda y Estado Islámico recurren de forma más probables a armas fabricadas de forma industrial, grupos armados no estatales como los grupos de cazadores tradicionales y milicias comunitarias podrían preferir las armas artesanales porque son más baratos".
"Muchas de las zonas conocidas como centros para el tráfico de armas son áreas con poca presencia del Estado situadas cerca de las fronteras o en rutas de transporte en las que tienen lugar múltiples actividades criminales", ha dicho, antes de añadir que "parece que las armas son intercambiadas de forma oportunista, dependiendo de cambios en el suministro y la demanda".
"Dado que las cadenas de suministro y los traficantes son muchos y variados, parece que el número de individuos que se dedican principalmente al tráfico de armas a gran escala en el Sahel es limitado", ha sostenido el organismo, que ha apuntado que "para aumentar sus beneficios, los comerciantes que trasladan bienes de un país a otro pueden optar por trasladar armas junto a otras cargas".
Por otra parte, ha indicado que "las conexiones étnicas pueden ser importantes facilitadores del tráfico de armas a través de las fronteras nacionales en el Sahel" y ha recalcado que "muchos de los conflictos en la región tienen una dimensión étnica, al igual que los grupos criminales, que podrían preferir vender o transferir armas a miembros de su etnia en otros países".
De esta forma, ha recalcado que "los grupos extremistas violentos no están implicados de forma predominante en el tráfico de armas en el Sahel", si bien "pueden tener una relación de vendedor y cliente con las comunidades y otros grupos armados con los que interactúan, recibiendo sólo un beneficio financiero indirecto por el uso, más que por su tráfico".
"El control de los milicianos de las rutas de transportes es clave para el éxito del tráfico de armas en el Sahel. El limitado número de vías de cruzar el desierto del Sáhara indica que los grupos en posición de imponer tasas y controlar el comercio transahariano pueden obtener fondos para comprar armas de fuego y proteger sus bienes", ha argüido.
ACABAR CON LA INSEGURIDAD
Por ello, la UNDOC ha manifestado en su informe que "cuanto más tiempo continúe la inseguridad en la región, más probable será que la gente recurra a las armas". "Desde la perspectiva de las víctimas de la violencia, importa poco si la motivación es criminal o política", ha resaltado.
El organismo ha apuntado además a la importancia de la caída del régimen del líder libio Muamar Gadafi a la hora de precipitar el levantamiento tuareg en Malí, lo que desencadenó un golpe de Estado en 2012 que fue aprovechado por grupos yihadistas.
"Es sólo una parte de la historia, sin embargo. Más o menos en ese periodo, de forma independiente, el grupo extremista violento Boko Haram expandió su zona de operaciones desde el noreste de Nigeria para incluir partes de Camerún, Chad y Níger", ha apuntado.
Pese a ello, ha destacado que las principales fuentes de armas son Libia, las armas desviadas desde ejércitos nacionales de la región, las armas que aún siguen existiendo en la zona a raíz de conflictos previos, la transferencia de armas desde las fuerzas de seguridad a actores no estatales y la citada producción artesanal.
Además, ha afirmado que uno de los vectores que facilita el tráfico de armas es el hecho de que "los países del Sahel tienen graves déficits en la capacidad para aplicar la ley, lo que implica que sólo pueden detener, condenar y encarcelar a un pequeño número de criminales, en relación con sus poblaciones".
"Por ejemplo, los últimos datos sugieren que Malí retiene a cerca de 3.000 presos en sus cárceles abarrotadas, si bien el país ha sufrido más de mil muertes anuales asociadas a grupos armados no estatales durante los últimos años. El resultado es que los milicianos y criminales actúan con un alto grado de impunidad, lo que alimenta las fricciones entre comunidades y permite el tráfico de armas de fuego", ha argüido.
RECOMENDACIONES A LOS ESTADOS
Por ello, la UNDOC ha subrayado que "los países del Sahel deberían reforzar sus esfuerzos para recopilar datos sobre el tráfico de armas de fuego para mejorar la comprensión y detener los flujos nacionales y transnacionales de armas".
"Los países deben redoblar sus esfuerzos para evitar, detectar, interceptar y trazar los flujos ilícitos de armas, especialmente en las fronteras", ha señalado, antes de pedir "fortalecer las investigaciones centradas en el tráfico de armas".
En esta línea, ha apostado por "una mayor cooperación internacional a nivel de agencias de seguridad y judicial para garantizar investigaciones adecuadas", así como "abordar el desvío de armas en los arsenales nacionales, incluido un análisis de los motivos".
"Las bases de datos nacionales no son una bala de plata para resolver el problema del tráfico de armas, pero pueden ayudar a abordar asuntos relacionados con la recopilación de datos, trazados, investigaciones y evitar los desvíos", ha señalado, antes de pedir una "mejor regulación" de las armas artesanales.