Mundo

Golpes militares y la llegada de Wagner no frenan la violencia yihadista en el Sahel, que se duplica desde 2020

En 2022 hubo un 63% más de víctimas mortales y un 36% más de actos violentos en Burkina Faso, Malí y el oeste de Níger

Varias personas con armas en un vehículo que circula por la aldea de Ganguel, a 11 de enero de 2023, en Ganguel, Sokoto, Níger (África). El ministro de Asuntos Exteriores del Gobierno de España ha realizado un viaje a tres países de África donde ha David Zorrakino - Europa Press

MADRID, 12 (EUROPA PRESS)

PUBLICIDAD

Los golpes militares registrados por partida doble en Malí y Burkina Faso desde 2020 y la llegada del grupo de mercenarios rusos Wagner al primero de los dos países no ha generado un descenso de la violencia ligada a los grupos yihadistas en el Sahel, sino que el número de incidentes y de víctimas se ha duplicado desde entonces.

Según los datos publicados por el Africa Center for Strategic Studies (ACSS), un 'think-tank' vinculado al Pentágono, el Sahel se ha convertido ya sin ningún género de dudas en el principal teatro de violencia yihadista en África, superando a Somalia. Esta región concentra ya el 40% de los incidentes violentos ligados al yihadismo.

En total, en 2022 se han contabilizado 2.737 incidentes violentos en Burkina Faso, Malí y Níger, un 36% más que el año anterior, mientras que el número de víctimas mortales que han provocado ha aumentado un 63%, hasta 7.899 fallecidos.

En el llamado Sahel occidental operan el Grupo de Apoyo al Islam y los Musulmanes (JNIM), la filial de Al Qaeda en esta parte del continente, y Estado Islámico en el Sahel --antes Estado Islámico en el Gran Sáhara--. Ambos grupos han protagonizado en los últimos meses encarnizados combates, principalmente en Malí, por ampliar sus áreas de influencia.

Si la comparación se hace con el año 2020, cuando en agosto se produjo el primer golpe de Estado en Malí contra el entonces presidente, Ibrahim Boubacar Keita, el número de víctimas casi se ha duplicado, con un 90% de aumento, mientras que el de actos violentos obra de grupos yihadistas se ha incrementado en un 130%.

GOLPES DE ESTADO EN MALÍ Y BURKINA FASO

PUBLICIDAD

Precisamente, uno de los argumentos esgrimidos por los militares que derrocaron al presidente maliense en 2020 era la necesidad de hacer frente con mayor contundencia a los grupos yihadistas que operan en el país. Malí volvió a experimentar un golpe dentro del golpe en mayo de 2021, que situó al coronel Assimi Goita al frente del país.

Con Goita ya como presidente de transición, la junta militar fue endureciendo el tono hacia Francia, hasta provocar la salida el pasado mes de agosto de la misión antiterrorista Barkhane del país. En este tiempo, además, las nuevas autoridades militares han estrechado sus lazos con Rusia, cuyo ministro de Exteriores, Sergei Lavrov, estuvo esta misma semana en Bamako, y han autorizado el despliegue de mercenarios de Wagner.

El ACSS incide en el hecho de que pese a ello, "en lugar de disminuir, la tendencia de la violencia no ha hecho sino acelerarse" y además un número creciente de ataques se están produciendo ya en un radio de 150 kilómetros de Bamako. De hecho, durante el mes de enero se han producido varios ataques en la región de Koulikoro, en cuya capital precisamente están desplegados efectivos españoles en el marco de la misión europea EUTM Malí.

Burkina Faso ha seguido el mismo guión. En enero de 2022, un grupo de militares derrocó al presidente, Roch Marc Christian Kaboré, bajo cuyo mandato el país pasó a convertirse en el principal foco de la actividad de los terroristas. El pasado septiembre, el capitán Ibrahim Traoré lideró un nuevo golpe contra el presidente interino y también militar, Paul-Henri Sandaogo Damiba.

Aunque hasta ahora la junta militar burkinesa no ha recurrido a Wagner --aunque hay rumores constantes de que podría hacerlo en breve--, sí que se ha distanciado de Francia, hasta el punto de que a mediados de enero dio el plazo de un mes para la salida de los efectivos de las fuerzas especiales galas presentes en el país.

El doble golpe de Estado en Burkina Faso tampoco ha hecho que disminuya la violencia. Según ACSS, en 2022 se contabilizaron un total de 3.600 víctimas mortales como resultado de las acciones de los yihadistas, un 69% más.

EXPANSIÓN HACIA EL SUR DEL YIHADISMO

Aunque el 90% de todos los incidentes violentos registrados en el Sahel tuvieron lugar en Burkina Faso y Malí, en el último año ha quedado confirmada la tendencia de la expansión de la actividad de los grupos yihadistas hacia el sur, con los países del golfo de Guinea en el punto de mira.

Así, Benín registró 37 incidentes, frente a los cinco del año anterior, mientras que en Togo se contabilizaron 17, frente a uno en 2021. También en el oeste de Níger se registró un aumento del 43% en el número de incidentes violentos, hasta los 214, si bien hubo la mitad de víctimas mortales, 539.

Por otra parte, el estudio llama la atención sobre el aumento en un 49% del número de víctimas mortales de la violencia contra civiles por parte de los grupos yihadistas en el Sahel, con un total de 978 ataques. Como resultado de ello, el Sahel acumula actualmente el 60% de todas las víctimas de ataques contra civiles en África.

WAGNER PROVOCA MÁS VÍCTIMAS CIVILES

Asimismo, denuncia que la presencia de Wagner en este escenario ha provocado de hecho un incremento de la violencia contra la población civil. Según ACSS, el grupo de mercenarios que preside Yevgeni Prigozhin, próximo a Vladimir Putin, está vinculado con 726 muertes civiles mientras que los yihadistas están detrás de 1.984 fallecidos.

JNIM, que lidera Iyad ag Ghali, es el grupo más activo. Esta coalición se conformó en 2017 y, según ACSS, dentro de la misma los grupos más activos son el Frente para la Liberación de Macina (FLN), Ansarul Islam y Ansar Dine, responsables del 77% de la violencia islamista y del 67% de las víctimas mortales. Estado Islámico en el Sahel está detrás del resto.

Los expertos han venido advirtiendo en los últimos tiempos de que JNIM está sacando provecho de la retirada de las tropas francesas así como de la falta de presencia estatal en el norte de Malí. Prueba de ello es que Iyad ag Ghali, antiguo líder rebelde tuareg, reapareciera en público hace unas semanas en la provincia de Ménaka (norte) y recibiera juramento de lealtad de varios notables de clanes en la zona. El líder de JNIM también habría mantenido contactos en la vecina provincia de Kidal.

En declaraciones al portal Militant Wire, el experto Wassim Nasr ha sostenido que con estas visitas Ag Ghali está buscando "ganar los corazones y las mentes de la población local y los que toman las decisiones a varios niveles". Asimismo, ha llamado la atención sobre el hecho de que aparentemente está aunando esfuerzos junto con los grupos tuareg firmantes de los Acuerdos de Paz de 2015 frente a su "enemigo común", Estado Islámico en el Sahel.

PUBLICIDAD

Tags

Lo Último