Austria es blanco de críticas por otorgar visas que permitirán a legisladores rusos sancionados asistir a una reunión en Viena de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE).
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El tema pone de relieve el delicado acto de equilibrio que lleva a cabo Austria para tratar de mantener su añeja política de neutralidad militar en medio de la guerra en Ucrania. El gobierno austriaco condenó la invasión rusa, pero también destacó la necesidad de mantener relaciones diplomáticas con Moscú.
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Austria es sede de varias agencias de la ONU y de organizaciones internacionales como la OSCE, que se estableció durante la Guerra Fría como un foro para el diálogo entre Oriente y Occidente. Rusia es una de las 57 naciones de Europa, América del Norte y Asia que participan en la organización con sede en Viena.
Moscú planea enviar delegados a la reunión de la asamblea parlamentaria de la OSCE del 23 y 24 de febrero, incluidos 15 legisladores sancionados por la Unión Europea. Entre ellos se encuentran el vicepresidente de la Duma, Pyotr Tolstoy, y su colega parlamentario, Leonid Slutsky.
En una carta, 81 delegados de la OSCE de 20 países, incluidos Francia, Canadá, Gran Bretaña, Polonia y Ucrania, pidieron al gobierno austriaco que prohíba la participación de los rusos sancionados.
“Es importante recordar que los parlamentarios rusos son una parte integral del sistema de poder y cómplices de los crímenes que Rusia comete todos los días en Ucrania”, afirma la carta, que fue vista por The Associated Press. “No tienen cabida en una institución encargada de promover el diálogo sincero y la oposición a la guerra”.
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Los delegados estadounidenses también estaban entre los firmantes de la carta. El embajador de Estados Unidos ante la OSCE, Michael Carpenter, dijo el viernes a los periodistas que los delegados rusos “no son personas que merezcan poder viajar a países occidentales”. Sin embargo, agregó que “depende del gobierno austriaco determinar si van a otorgar visas o no”.
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Los funcionarios austriacos no han comentado sobre la carta. El 5 de febrero, el ministro de Relaciones Exteriores, Alexander Schallenberg, defendió la decisión de Austria de permitir que los rusos sancionados ingresen al país, argumentando que era importante mantener abiertos los canales de comunicación con Moscú a pesar del “brutal ataque ruso contra Ucrania”.
El Ministerio de Relaciones Exteriores de Austria también insistió en que, como anfitrión de la sede de la OSCE en Viena, el país está legalmente obligado a otorgar visas a los representantes de las naciones participantes que quieran acudir en las reuniones allí.