WASHINGTON (AP) — Mientras Estados Unidos se resiente luego de una semana de tiroteos de gran repercusión, un nuevo reporte sobre balaceras masivas pide a las comuinidades que intervengan pronto cuando vean indicios de violencia, anima a las empresas a considerar planes de prevención de la violencia en el lugar de trabajo y destaca la conexión entre los abusos domésticos, la misoginia y los asesinatos múltiples.
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El reporte, publicado el miércoles por el Centro Nacional de Evaluación de Amenazas del Servicio Secreto, analizó 173 balaceras masivas ocurridas en un periodo de cinco años, entre enero de 2016 y diciembre de 2020, en espacios públicos o semipúblicos como negocios, escuelas o iglesias.
La publicación coincide con un inicio de año especialmente letal en el país, con 39 fallecidos en seis tiroteos masivos, incluyendo uno ocurrido esta semana en Monterey Park, California, en el que 11 personas perdieron la vida en un salón de baile mientras daban la bienvenida al Año Nuevo Lunar.
“Ocurre con demasiada frecuencia", afirmó Lina Alathari, la directora del centro, durante una conferencia de prensa previa a la publicación del informe. Según Alathari, aunque el centro no ha estudiado de forma específica los tiroteos de esta semana, hay temas que se observan “una y otra vez” al analizar este tipo de incidentes.
El reporte es el último de la serie realizada por la institución para revisar el problema de los asesinatos masivos. Mientras los anteriores analizaban específicamente 2017, 2018 y 2019, el nuevo abarcó varios años de daños y ofrecía un “análisis más profundo de la forma de pensar y del comportamiento de los atacantes”.
El centro define ataque masivo como aquel en el que tres o más personas, excluyendo al autor, resultan heridas. Casi todos estos asesinatos son perpetrados por una única persona, el 96% de los agresores fueron hombres y sus edades oscilaban entre los 14 y los 87 años.
De acuerdo con el informe, casi dos tercios de los agresores mostraban comportamientos o mensajes “tan preocupantes que deberían haber sido objeto de una respuesta inmediata”. A menudo, estos indicios se comunicaron a las fuerzas de seguridad, los empleadores, el personal escolar o los padres, agregó. Pero en un 20% de los casos, la preocupación por el comportamiento no se transmitió a nadie “en condiciones de responder, lo que demuestra la necesidad de seguir promoviendo y facilitando la denuncia por parte de los testigos”.
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El documento pedía también una mayor atención hacia la violencia doméstica y la misoginia y apuntó que casi la mitad de los agresores analizados tenían antecedentes de violencia doméstica, comportamiento misógino o ambos.
“Aunque no todos los que tienen opiniones misóginas son violentos, los puntos de vista que describen a la mujer como el enemigo o llaman a la violencia contra ella siguen siendo motivo de preocupación”, indicó el reporte.