HOUSTON (AP) — Abdul Wasi Safi se guardó muy cerca de él unos documentos —que detallaban su época de cuando fue un soldado afgano que trabajó con el ejército estadounidense— mientras realizaba un traicionero viaje de varios meses desde Brasil hasta la frontera entre Estados Unidos y México.
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Wasi Safi huyó de Afganistán por temor a las represalias de los talibanes tras la retirada estadounidense en agosto de 2021, y esperaba que los papeles que portaba le aseguraran asilo en Estados Unidos. A pesar de las selvas espesas, los ríos embravecidos y las golpizas, mantuvo esos documentos a salvo.
Pero en septiembre, después de cruzar la frontera entre Estados Unidos y México cerca de Eagle Pass, Texas, Wasi Safi fue arrestado por un cargo federal de inmigración. Permanece encarcelado en un centro de detención en Eden, Texas, y teme que le nieguen su solicitud de asilo.
El hermano de Wasi Safi, abogados, organizaciones militares y un grupo bipartidista de legisladores que trabajan para ponerlo en libertad dicen que su caso destaca cómo la caótica retirada militar estadounidense de Afganistán sigue perjudicando a ciudadanos afganos que ayudaron a Estados Unidos, pero que fueron abandonados a su suerte.
“Él intentó de todas las maneras posibles guardar estos certificados con la esperanza de que una vez que... presentara los documentos apropiados en la frontera sur... recibiría una bienvenida cálida y que su servicio sería apreciado y reconocido”, relata su hermano, Sami-ullah Safi.
Si lo envían de regreso a Afganistán, podría ser asesinado por los talibanes, quienes desde que tomaron el poder han matado a más de 100 funcionarios afganos y miembros de las fuerzas de seguridad, según un informe de las Naciones Unidas.
“Honestamente, es vergonzoso que tratemos de esta manera a personas que ayudaron a proteger a nuestro país”, reflexiona Jennifer Cervantes, una de las abogadas de inmigración de Wasi Safi.
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Wasi Safi, de 27 años, era oficial de inteligencia de las Fuerzas de Seguridad Nacional Afganas que proporcionaba información sobre terroristas a las fuerzas estadounidenses, explica Sami-ullah Safi, de 29 años, conocido como Sami.
Sami Safi trabajó con el ejército de Estados Unidos como traductor desde 2010, lo que lo hacía elegible para una visa de inmigrante especial para intérpretes y otros que eran pagados por el gobierno de Estados Unidos. La visa le permitió mudarse a Houston en 2015.
Pero Wasi Safi no era elegible para esa visa porque no fue empleado directamente por Estados Unidos.
Cuando las fuerzas estadounidenses se retiraron de Afganistán, Wasi Safi se escondió y supo que los talibanes habían asesinado a amigos suyos en el ejército afgano.
Entonces pudo obtener una visa de Brasil y viajó allí en 2022, pero se dio cuenta de que no estaba mucho más seguro allí, porque él y otros inmigrantes eran golpeados y asaltados por pandillas.
Entonces Wasi Safi comenzó su viaje a Estados Unidos en el verano de 2022.
Cuando cruzó un enorme río en el Tapón del Darién —un tramo imponente y peligroso de selva espesa entre Colombia y Panamá—, Wasi Safi mantuvo una mochila con sus documentos sobre la cabeza para que no se mojaran.
Cuando policías en Guatemala intentaron extorsionarlo y le quitaron la mochila, Wasi Safi soportó sus golpizas hasta que recuperó los documentos, según su hermano.
En su viaje, Wasi Safi sufrió heridas graves a causa de las palizas, incluso daños en dientes frontales y la pérdida de audición en el oído derecho. Zachary Fertitta, uno de sus abogados defensores penales, afirma que Wasi Safi no ha recibido atención médica adecuada durante su detención. Se creó una página de GoFundMe para ayudarle a pagar la atención médica una vez que sea liberado.
Sami Safi dijo que su hermano se ha desilusionado desde su detención y cree que los documentos que pensó que lo salvarían no valen nada.
Sin embargo, Fertitta sostiene que esos documentos demuestran que “él es claramente un aliado, que fue entrenado por nuestras tropas, que trabajó con nuestras tropas”.
La representante estadounidense Sheila Jackson Lee, demócrata de Houston, envió una carta al presidente Joe Biden la semana pasada, donde le pide que le otorgue el perdón a Wasi Safi por cargos relacionados con inmigración ilegal. Dijo el jueves que sus documentos muestran que él es “un individuo que obviamente amaba a este país… y que estaba dispuesto a morir por este país”.
Los congresistas republicanos Dan Crenshaw, de Texas, y Michael Waltz, de Florida, así como más de 20 grupos de veteranos también han pedido la libertad de Wasi Safi mientras se revisa su solicitud de asilo.
La Casa Blanca declinó hacer comentarios el viernes y remitió las preguntas al Departamento de Justicia y a la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos (CBP, por sus iniciales en inglés). La Fiscalía Federal para el Distrito Oeste de Texas, que procesa su caso para el Departamento de Justicia, y la CBP no respondieron de momento los correos electrónicos en los que se solicitaron sus comentarios.
Durante una conferencia de prensa el martes, el general de brigada Patrick Ryder, vocero del Pentágono, dijo que no podía comentar sobre el caso de Wasi Safi, pero que el Departamento de Defensa “apoya cualquier esfuerzo que podamos hacer para asegurarnos de que estamos cuidando adecuadamente” a los aliados afganos del país.
Fertitta afirma que el caso penal de Wasi Safi debe resolverse antes de que su solicitud de asilo pueda ser analizada, y espera que la resolución no incluya una condena, lo que podría arriesgar la solicitud de asilo.
Casi 76.000 afganos que trabajaron con soldados estadounidenses desde 2001 como traductores, intérpretes y socios llegaron a Estados Unidos en aviones militares después de la caótica retirada de Afganistán, pero su estatus migratorio todavía no es claro después de que el Congreso no lograra aprobar la propuesta Ley de Ajuste Afgano, que habría solidificado su estatus de residencia legal.
Fertitta recalca que el caso de Wasi Safi destaca el “sistema de inmigración averiado” del país y su incapacidad para ayudar a los aliados afganos.
“Tienes todas esas cosas chocando en nuestra frontera y es un problema muy difícil de resolver”, añade Fertitta.
Sami Safi dice que permanece optimista.
“Espero que el presidente Biden y quienes tienen autoridad sobre este caso se esfuercen y le salven la vida. Se ha sacrificado lo suficiente por este país. Toda mi familia se ha sacrificado por este país”, afirma.
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El periodista de The Associated Press Aamer Madhani, en Washington, contribuyó para este reportaje.
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Juan A. Lozano está en: twitter.com/juanlozano70