MELBOURNE, Australia (AP) — No es la primera vez que el físico de Rafael Nadal le traiciona. Eso lo sabemos bien. Lo que nadie sabe — incluso el mismo campeón de 22 torneos de Grand Slam — es precisar con exactitud lo que sigue.
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Lo primero: ¿Cuán grave es la lesión en la cadera que sufrió Nadal durante la derrota 6-4, 6-4, 7-5 ante Mackenzie McDonald, el número 65 del ránking, en la segunda ronda del Abierto de Australia, el miércoles?
¿Sufrió daño muscular, articular o en el cartílago? ¿Cuánto tiempo tomará la recuperación? ¿Cuándo podrá volver a la gira de la ATP?
El español tendrá que someterse a pruebas médicas para encontrar respuestas. Lo que ninguna resonancia magnética o radiografía podrá revelar, lo que ningún doctor alcanzará a determinar, es tal vez la interrogante más vital de todas: ¿Cuánto más va a tolerar este tipo de cosas?
“Me ha tocado pasar por este proceso tantas veces en mi carrera y me siento en condiciones de volver a hacerlo”, dijo Nadal tras su eliminación más prematura en uno de los cuatro grandes en siete años. “Pero no es fácil, no cabe duda".
Resulta obvio que la gente se pregunte el significado para su futuro, en especial tras los recientes retiros de Roger Federer y Serena Williams.
Nadal cumplirá 37 años en cuatro meses y medio. El desgaste causado por su juego de máximo esfuerzo físico — como si cada punto fuera el último — no se puede negar. Tampoco el cansancio mental que provoca competir al nivel al cual está acostumbrado.
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“A veces, es frustrante. A veces, te cuesta aceptarlo", dijo un desanimado Nadal. “A veces, uno se cansa de tantas lesiones".
Durante los últimos 12 meses, Nadal ha sufrido con una dolencia de cartílago en las costillas, de dolor crónico en el pie izquierdo que se pudo amansar con inyecciones en su marcha a la conquista de otro título del Abierto de Francia y de un desgarro abdominal que provocó que se retirase previo a las semifinales de Wimbledon.
“Es un momento difícil. Es un día duro”, señaló. “No puedo decir que no esté destruido mentalmente”.
Nadal explicó que el dolor en la cadera izquierda fue tan agudo el miércoles, que no podía pegar de revés y que prácticamente no podía correr. Ponderó abandonar, pero insistió en jugar por su condición de defensor del título.
El mallorquín se presentó como máximo cabeza de serie en el Melbourne Park, ya que el número uno mundial Carlos Alcaraz se bajó por una lesión en la pierna. Por diversos motivos, el primer Grand Slam de la temporada acumuló muchas ausencias: Naomi Osaka, Ash Barty, Simona Halep, Venus Williams y Nick Kyrgios).
Este no era el Nadal en su esplendor.
Apenas había ganado dos de sus últimos nueve duelos, remontándose a la derrota ante Frances Tiafoe en los octavos de final del US Open en septiembre.
“Se me abrió una oportunidad ... Se le veía algo lento", dijo McDonald. “Intentaba hacer lo mejor posible. Es un gran campeón... Ya tiene (casi) 37 años. Físicamente no es el mismo. Creo que este es el mejor momento para enfrentarle”.
En medio de tanta incertidumbre ahora, Nadal reflexionó sobre lo que le motiva cuando tiene que salir de una lesión.
“Es algo muy simple. Me gusta lo que hago. Me gusta el tenis. Sé que no será para siempre. Me gusta pelear por las cosas por las que he peleado durante casi la mitad de mi vida o más. Cuando a uno le gusta una cosa, no es un sacrificio. Hacer las cosas que te gustan”, indicó.