POMPEYA, Italia (AP) — Los restos recientemente restaurados de una opulenta casa de Pompeya que probablemente perteneció a dos antiguos esclavos que se enriquecieron gracias al comercio del vino ofrecen a los visitantes un excepcional vistazo de los detalles de la vida doméstica en la ciudad romana.
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El martes fue inaugurada de manera oficial la Casa de los Vettii, Domus Vettiorum en latín, después de 20 años de labores de restauración. Los frescos de la última moda en decoración mural de Pompeya, antes de que la floreciente ciudad quedara sepultada bajo las cenizas volcánicas que arrojaba con furia el Vesubio en el año 79 d.C., cobraban nueva vida.
La presentación de la vivienda restaurada es una señal más del renacimiento de Pompeya, y surge después de décadas de negligencia burocrática moderna, inundaciones y saqueos en busca de piezas para vender.
Esto está deleitando a los turistas y recompensando a los expertos con nuevas y tentadoras perspectivas de la vida cotidiana de lo que es uno de los vestigios más célebres del mundo antiguo.
“La Casa de los Vettii es como la historia de Pompeya y, en realidad, de la sociedad romana dentro de una misma casa”, afirmó efusivamente el director de Pompeya, Gabriel Zuchtriegel, mientras mostraba una zona de la domus conocida como las Habitaciones de Cupido el mes pasado.
“Estamos viendo aquí la última fase de la pintura mural pompeyana, con detalles increíbles, de modo que puedes permanecer ante estas imágenes durante horas y seguir descubriendo nuevos detalles”, declaró a The Associated Press el enérgico director del parque arqueológico antes de la inauguración pública.
“Así que tienes esta mezcla: naturaleza, arquitectura, arte. Pero también es una historia sobre la vida social de la sociedad pompeyana y, en realidad, del mundo romano en esta fase de la historia”, añadió Zuchtriegel.
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Los trabajos de restauración anteriores, que consistían en la aplicación repetida de parafina sobre las paredes pintadas al fresco con la esperanza de preservarlas, “dieron como resultado que con el tiempo se volvieran muy borrosas, porque se formaron capas muy gruesas y opacas que dificultaban la ‘lectura’ del fresco”, explicó Stefania Giudice, directora de restauración de frescos.
Pero la cera sirvió para conservarlos notablemente.