TEL AVIV, Israel (AP) — El primer ministro palestino acusó el lunes al nuevo gobierno ultranacionalista de Israel de tratar de derrocar a la Autoridad Palestina, reconocida a nivel internacional, y advirtió que una serie de nuevas sanciones israelíes avivaría más lo que ha sido un periodo de enfrentamientos particularmente mortal.
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En los últimos días, Israel ha retenido millones de dólares de ingresos fiscales palestinos, retirado privilegios a funcionarios y disuelto una reunión de padres de familia palestinos que discutían la educación de sus hijos. El domingo por la noche, el Ministerio de Seguridad de Israel prohibió las muestras públicas de la bandera palestina.
El primer ministro palestino, Mohammad Shtayyeh, dijo que las medidas israelíes, que son en respuesta a la petición de ayuda de los palestinos ante la ONU, “pretenden derrocar a la autoridad y llevarla al límite financiera e institucionalmente”.
“Consideramos estas medidas como una nueva guerra contra el pueblo palestino, contra sus capacidades y recursos, y como una guerra contra la autoridad nacional, su supervivencia y logros”, señaló Shtayyeh durante su reunión semanal con el gabinete.
Las medidas israelíes han surgido en respuesta a la decisión de la Asamblea General de la ONU de pedir al máximo organismo judicial de la ONU que proporcione su opinión sobre la legalidad de las políticas israelíes en las zonas ocupadas de Cisjordania y el este de Jerusalén. Israel se opuso rotundamente a la acción respaldada por los palestinos. Las decisiones por parte de la Corte Internacional de Justicia no son vinculantes, pero pueden tener una gran influencia.
Shtayyeh rechazó las declaraciones israelíes y señaló que dichas acciones son contrarias a la paz.
“Tenemos derecho a quejarnos y a decir al mundo que sufrimos”, dijo en declaraciones publicadas en Haaretz el lunes. “Israel quiere impedir incluso la forma menos violenta de combatir la ocupación”.
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Un día antes, el ministro de Seguridad Nacional de Israel ordenó a la policía que prohibiera la bandera palestina en público.
“Hoy instruí a la policía israelí que implemente la prohibición de mostrar cualquier bandera de la OLP que muestre alguna identificación con una organización terrorista y que detenga cualquier incitación contra el estado de Israel”, tuiteó Itamar Ben-Gvir, utilizando las siglas de la Organización para la Liberación Palestina.
Según la ley israelí, ondear la bandera palestina no es un delito. Un fiscal general determinó en 2014 que una ordenanza emitida décadas antes daba autoridad a la policía para confiscar una bandera si producía alteraciones del orden público o rompía la paz, o si se hacía en apoyo del terrorismo.
La orden de Ben-Gvir, según un grupo, insinúa falsamente que cualquier exhibición pública de la bandera palestina supone una infracción de esa clase.
“Eso da a la policía una discreción sin límites para prohibir el ondeo de la bandera palestina en toda circunstancia”, indicó en un comunicado Adalah, un grupo de derechos legales de la minoría árabe.
La última orden de Ben-Gvir no era la primera disputa en torno a la bandera palestina.
Los colores rojo, verde y blanco de la bandera palestina tienen un gran simbolismo en el conflicto. El pasado mayo, la policía antimotines israelí golpeó a los porteadores del féretro en el funeral de la asesinada periodista de Al Jazeera Shireen Abu Akleh, lo que hizo que casi dejaran caer el ataúd. La policía arrancó banderas palestinas de las manos de la gente y lanzó granadas aturdidoras para dispersar a los asistentes.
En el pasado, Israel consideró la bandera palestina como la enseña de un grupo armado equivalente al palestino Hamas o el grupo libanés chií Hezbollah. Pero después de que Israel y los palestinos firmaran una serie de acuerdos de paz interinos conocidos como los Acuerdos de Oslo, la bandera fue reconocida como enseña de la Autoridad Palestina, creada para administrar Gaza y partes de la ocupada Cisjordania.
Israel se opone a que la Autoridad Palestina realice ninguna tarea oficial en Jerusalén Oriental, y la policía ha disuelto eventos en el pasado a los que acusaba de tener lazos con la Autoridad Palestina.
Los ciudadanos palestinos de Israel suponen un 20% de la población y han tenido una relación complicada con el estado desde su creación en 1948, cuando cientos de miles de palestinos huyeron o se vieron obligados a marcharse en los sucesos tras la formación del estado de Israel.
Los que se quedaron se convirtieron en ciudadanos, aunque algunos israelíes les miran con suspicacia debido a sus víncilos con los palestinos en Cisjordania, la Franja de Gaza y Jerusalén Este, territorios capturados por Israel en la Guerra de Oriente Medio de 1967.
Los palestinos reclaman las tres zonas para un estado independiente. El nuevo gobierno de Netanyahu está dominado por líderes de línea dura que se oponen a la formación de un estado palestino.