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La banca de la eurozona resistiría una variedad de 'shocks' en los tipos de interés, según BCE

Guindos y Enria instan a los bancos a prepararse frente a los efectos a largo plazo de la normalización de la política monetaria

Archivo - El vicepresidente del Banco Central Europeo, Luis de Guindos, participa en una jornada organizada por IESE Business School y Fundación Naturgy, en el Campus del IESE, a 4 de noviembre de 2022, en Madrid (España). El BCE publicó ayer, 3 de no Cézaro De Luca - Europa Press - Archivo (Cézaro De Luca - Europa Press/Europa Press)

MADRID, 20 (EUROPA PRESS)

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El sector bancario de la zona euro "seguiría siendo en general resistente" ante una variedad de sacudidas en los tipos de interés, incluso en un escenario base de desaceleración económica en 2023 con riesgo de una recesión superficial, según señalan en un artículo Luis de Guindos, vicepresidente del Banco Central Europeo (BCE) y Andrea Enria, presidente del Consejo de Supervisión de la institución.

"Nuestra evaluación de la resiliencia bancaria bajo diferentes escenarios macroeconómicos muestra que el sector bancario es lo suficientemente sólido para manejar los efectos del aumento de las tasas en sus balances", señalan.

Sin embargo, los directivos del banco central subrayan que los bancos deben prepararse para abordar los posibles efectos a largo plazo relacionados con la normalización de la política monetaria, prestando especial atención al riesgo del tipo de interés en su gestión de activos y pasivos.

En su análisis, contemplaron por un lado un escenario de "aplanamiento de la curva de rendimiento", con un aumento de 300 puntos básicos para la tasa a corto plazo y de 100 puntos básicos a diez años, así como una segunda hipótesis de "empinamiento de la curva de rendimiento", con un alza de 100 puntos básicos en los tipos a corto plazo y de 300 puntos básicos a largo plazo.

El primer escenario sería consistente con la necesidad de reducir la inflación de manera más contundente en el corto plazo y una expectativa de éxito en el mediano plazo, mientras que el segundo caso reflejaría una rápida disminución de la inflación, acompañada de preocupaciones a mediano plazo sobre la economía mundial.

"En general, nuestro análisis muestra que el sector bancario de la zona del euro seguiría siendo en general resistente a una variedad de shocks de tasas de interés", afirman Guindos y Enria.

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"Eso también se mantendría en un escenario base de desaceleración económica en 2023 con el riesgo de una recesión superficial, como el escenario incluido en las proyecciones macroeconómicas de los expertos del Eurosistema de diciembre de 2022", añaden.

En este sentido, apuntan que la rentabilidad del sector aumentaría en general, impulsada por los ingresos netos por intereses, aunque las provisiones también aumentarían, reflejando posibles dificultades para los prestatarios.

De este modo, los resultados del impacto general sobre la solvencia siguen siendo, en promedio, bastante moderados, con una gran heterogeneidad entre los bancos, dentro y entre los diferentes modelos de negocio.

Sin embargo, advierten de que la resiliencia general del sector bancario de la zona euro "no debería distraer la atención de las situaciones específicas de las entidades que podrían justificar acciones de supervisión".

Los dos representantes del BCE destacan que los resultados destacan que los bancos europeos enfrentan bien las sacudidas en las tasas de interés ya que los cambios en los ingresos netos por intereses son en promedio positivos bajo los diferentes escenarios.

Sin embargo, bajo el escenario de aplanamiento, unos pocos bancos enfrentarían un aumento significativo en su coste de financiación que sería incluso mayor que el proyectado para sus ganancias porque los pasivos bancarios tienen un vencimiento más corto en relación con sus activos.

Asimismo, advierten de que los bancos podrían enfrentar mayores pérdidas crediticias por las mayores dificultades para las empresas y los hogares a la hora de pagar sus deudas en un entorno de tasas al alza.

"Si bien el sector bancario experimentó recientemente una recuperación de la rentabilidad, hay señales incipientes de deterioro de la calidad de los activos, que pueden requerir mayores provisiones", apuntan en referencia al impacto "levemente negativo" de este aumento en el capital de los bancos en un escenario de fuerte endurecimiento.

DEFICIENCIAS EN LA GESTIÓN DE RIESGOS.

Por otro lado, los dos banqueros señalan que la reciente revisión de las prácticas de gestión de riesgo de tipo de interés y diferenciales de crédito confirmó el impacto positivo en el margen de intereses de una perturbación al alza de los tipos de interés a corto plazo, pero mostró que los bancos no deberían ignorar el impacto típicamente negativo en el valor económico de las acciones a medio plazo.

"Nuestros resultados revelaron que los modelos que utilizan los bancos para administrar activos y pasivos a menudo se calibraron en entornos de tasas bajas y no capturan los cambios en las preferencias y comportamientos de los consumidores que generalmente ocurren cuando las tasas aumentan, como los retiros de depósitos", apuntan.

Asimismo, señalan que muchos bancos utilizaron derivados para cambiar su perfil de gestión de activos y pasivos y beneficiarse de los aumentos en las tasas de interés, pero una revisión detallada de una muestra de entidades reveló deficiencias con respecto al seguimiento de los riesgos que surgen de las transacciones de cobertura de derivados, lo que deja margen para una atribución de riesgos potencialmente incorrecta.

En cuanto al riesgo de diferencial de crédito, se observaron deficiencias en la medición y gestión de los riesgos relacionados con los bonos gubernamentales y otros instrumentos, mientras que también se observaron problemas en los marcos de las pruebas de resistencia internas porque los escenarios eran demasiado indulgentes en comparación con episodios anteriores de dificultades en el mercado.

Finalmente, la revisión destacó deficiencias en la identificación y preparación de posibles efectos de segunda vuelta y cambios estructurales relacionados con la normalización de las tasas de interés, como nuevas presiones sobre las necesidades de refinanciamiento y los costos de financiación.

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