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Éxito en Mundial reaviva esperanza marroquí de ser sede

La idea de que Marruecos podía ser coanfitrión del Mundial de 2030 con sus vecinos España y Portugal parecía una locura hace cuatro años, cuando se deslizó originalmente.

No lo parece tanto ahora.

La selección marroquí ganó estatus en la FIFA y credibilidad con sus seguidores al derrotar a España y luego a Portugal en los partidos de eliminación directa. Así, se convirtió en la primera selección africana en colarse a las semifinales de una Copa del Mundo.

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Hay buenas perspectivas a mediano plazo con una selección que tiene cimientos sólidos. Es promisorio el reclutamiento desde la diáspora marroquí en Europa, junto con los jugadores surgidos del fútbol local y pulidos en un centro de entrenamiento de clase mundial cerca de Rabat.

Aunque todavía no hay una propuesta para conformar la candidatura de lo que sería el primer Mundial que se realice en más de un continente, el jefe de la federación marroquí cree en este concepto.

“Queríamos que esta organización se compartiera entre el continente africano y el europeo”, dijo Fouzi Lekjaa a The Associated Press esta semana, durante una entrevista en el hotel del equipo.

“Hay que mostrar al mundo que la relación entre África y Europa no es sólo la de la inmigración ilegal y el combate a ésta”, dijo Lekjaa. “Más bien, es una relación en que las civilizaciones y las culturas pueden encontrarse”.

Marruecos y España tienen una gran cercanía geográfica.

“Estamos a sólo 14 kilómetros (menos de 10 millas) de distancia”, destacó Lekjaa.

Y ello constituye el mayor atractivo de una oferta de sede conjunta, como se propuso en 2018.

También sería clave el apoyo del rey Mohamed VI, quien pidió de inmediato una candidatura mundialista renovada cuando Marruecos perdió la elección para ser sede de 2026 ante el plan favorito, que incluía como coanfitriones a Estados Unidos, México y Canadá.

La más reciente en una serie de derrotas de Marruecos en estas elecciones llegó por 134 votos contra 65 por parte de las federaciones de la FIFA, reunidas en Moscú, en vísperas del Mundial anterior.

¿Qué ha cambiado desde 2018?

Lekjaa, ministro de gobierno a cargo del presupuesto, tiene ahora más influencia en la FIFA, como delegado electo de África en su consejo directivo desde el año pasado. Es claro que se lleva bien con el presidente de la FIFA Gianni Infantino, dado que poseer un puesto en el gobierno era antes una barrera para los candidatos, a fin de evitar posibles conflictos de interés.

“Ahora buscamos ser un participante clave en la dimensión internacional dentro de la FIFA”, reconoció Lekjaa.

Lo que parece posible en la política del fútbol ha cambiado durante la pandemia. Se pospusieron campeonatos continentales y se cambiaron sedes y fechas de la noche a la mañana.

En 2018, la UEFA se oponía firmemente a pujar junto con otro continente.

Sin embargo, Europa y África se combinan para acaparar a 109 de los 211 miembros de la FIFA con derecho a voto, y hubo maniobras políticas evidentes en relación con la adición de Ucrania a una candidatura de España y Portugal en octubre.

La FIFA no ha especificado un cronograma ni reglas para decidir en 2024 qué país realizará el Mundial de 2030.

Infantino sostuvo también conversaciones con líderes políticos, lo que generó especulaciones de una candidatura de tres continentes, apuntalada por Arabia Saudí y que incluiría también a Egipto y Grecia.

En comparación, parece más lógica la unión de España y Portugal con Marruecos.

El centenario del Mundial se cumplirá en 2030. Uruguay, la sede en 1930, ha presentado una candidatura conjunta con Argentina, Chile y Paraguay.

La CONMEBOL tiene sólo 10 votos en la FIFA.

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