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Demanda por la liberación de Castillo cobra vidas de habitantes rurales en Perú

Beckham Romario Quispe Garfias, de 17 años, fue uno de dos jóvenes manifestantes que murieron durante el fin de semana

Foto: AP/Martin Mejia (Martin Mejia/AP)

En ningún lugar de Perú, la molestia con el gobierno es más palpable que en Andahuaylas, una comunidad rural en los Andes en donde los pobres tuvieron dificultades durante años y donde el apoyo de los votantes impulsó el triunfo del ahora destituido presidente, Pedro Castillo, quien era un campesino igual que ellos.

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Su indignación es tal, que sus protestas continuaron el lunes a pesar del fallecimiento de siete personas, entre ellas Beckham Romario Quispe Garfias, de 17 años, uno de dos jóvenes manifestantes que murieron durante el fin de semana.

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Mientras miles de personas salían a las calles, Raquel Quispe recordó a su hermano como un talentoso deportista que estaba harto de sentirse invisible ante los ojos de los políticos. Fue nombrado en honor al astro del fútbol inglés David Beckham y de Romario, el delantero de la selección brasileña de fútbol.

Bajo un cielo nublado, Raquel salió del hospital en donde tienen los restos de su hermano, y con enojo en su voz, por momentos traicionada por las lágrimas, resumió lo que llevó a Beckham Romario y a otros a levantar la voz desde la destitución de Castillo la semana pasada: Una democracia excluyente.

“Para ellos, los que están allá en el Congreso, la única opinión que es válida es de los peruanos que tienen plata, de la gente adinerada. Para ellos, el voto de provincia no vale, no sirve, pero el voto de los limeños lo toman en cuenta. Esa es una injusticia de todo el Perú”.

—  Quispe, una maestra de educación temprana

Alrededor de 3 mil personas tomaron las calles de Andahuaylas el lunes para protestar y rendir homenaje a los jóvenes que murieron durante el fin de semana. Había rocas esparcidas por toda la comunidad que aún mostraban huellas de los incendios. Un aeródromo utilizado por las fuerzas armadas continuaba bloqueado y seguía saliendo humo negro de un edificio cercano.

Los manifestantes de muchas comunidades rurales, incluyendo Andahuaylas, seguían exigiendo que la presidenta, Dina Boluarte, renunciara y programara elecciones generales para reemplazarla a ella y a todos los miembros del Congreso.

También quieren que las autoridades liberen a Castillo, quien fue detenido cuando fue destituido por los legisladores después de que intentó disolver al Congreso antes un voto de destitución.

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Aunque también se registraron protestas en la capital Lima, las manifestaciones han sido particularmente intensas en las zonas rurales que fueron bastiones de Castillo, un exmaestro de escuela y neófito de la política procedente de un distrito pobre de los Andes.

Los manifestantes intensificaron sus protestas al bloquear el acceso a un aeropuerto internacional en el sur de Perú durante varias horas y ocupar la pista. Una persona murió durante las protestas en Arequipa, donde se encuentra el aeródromo, informó el ministro de Defensa, Alberto Otarola, durante una sesión del Congreso enfocada en el descontento civil.

La Defensoría del Pueblo de Perú informó que siete personas murieron desde el inicio de las protestas el miércoles. Cinco de ellas perdieron la vida el lunes. Los siete decesos ocurrieron fuera de Lima, incluyendo cuatro en Andahuaylas.

La escalada se produjo incluso después de que Boluarte había cedido horas antes a las demandas, anunciando en un discurso en televisión nacional que enviaría al Congreso una propuesta para adelantar las elecciones a abril de 2024,

En dicho discurso daba marcha atrás a sus declaraciones anteriores de que permanecería en el poder por los tres años y medio que le restaban al periodo de su predecesor.

En su discurso a la nación, Boluarte también declaró un estado de emergencia en zonas fuera de Lima, en donde las manifestaciones fueron particularmente violentas.

“Mi deber como presidenta de la república en la difícil hora actual es interpretar... las aspiraciones, los intereses y las preocupaciones... de la gran mayoría de los peruanos”, dijo Boluarte al anunciar que propondría elecciones anticipadas.

Boluarte, de 60 años, no tardó en ser juramentada para reemplazar a Castillo, horas después de que este último sorprendió al país al ordenar la disolución del Congreso, que en respuesta lo destituyó por “incapacidad moral permanente”. Castillo fue arrestado por cargos de rebelión.

Miembros del gabinete de Boluarte comparecieron el lunes ante el Congreso para dar cuenta de las protestas. El legislador derechista, Jorge Montoya, exigió medidas apropiadas para poner fin al descontento, diciéndoles a los simpatizantes de Castillo que ahora que fue destituido “se cierra ese capítulo”.

“Estos no son actos de protesta, son actos de terrorismo que deben ser sancionados drásticamente. No se puede defender una situación que está en los extremos”.

—  Jorge Montoya

Seis presidentes en seis años

La más reciente crisis presidencial ocurre en momentos en que los Andes y sus miles de pequeñas granjas atraviesan dificultades para sobrevivir a la peor sequía en medio siglo. El país también sufre una quinta ola de infecciones de Covid-19.

Los simpatizantes de Castillo tenían la esperanza de que el mandatario atendiera algunos de los desafíos a los que se han enfrentado desde hace tiempo. Pero durante sus 17 meses de mandato, Castillo no logró concretar ninguno de sus principales proyectos y se enfrentó al racismo y la discriminación que suelen experimentar sus partidarios pobres.

En Andahuaylas, alrededor del 80% de quienes votaron en la segunda vuelta electoral del año pasado lo hicieron por Castillo. Entre sus propuestas se incluía enmendar la Constitución nacional por primera vez desde 1993, cuando se reescribió durante el gobierno de Alberto Fujimori, un exmandatario cuya hija, Keiko, perdió ante Castillo en la contienda electoral.

Rosario Garfias era una de las personas que se manifestaba afuera del hospital donde permanecían los restos de su hijo de 17 años. Hablando en quechua, una de las lenguas indígenas de Perú, se dijo desconsolada por la muerte de su hijo.

“Mi mamá esta haciendo un reclamo en su idioma. Yo sé que muchos no la entienden, ni siquiera el Congreso lo entiende. Está diciendo que está muy dolida porque lo han matado, como en un matadero. Y mi mamá pide justicia, así como mi familia, para mi hermano”, dijo su hija, Raquel Quispe.

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