KIEV, Ucrania (AP) — Después de haber cateado varios lugares sagrados de la histórica Iglesia Ortodoxa Ucraniana, la agencia de seguridad del país publicó fotos de las pruebas halladas: rublos, pasaportes rusos y folletos con mensajes del patriarca de Moscú.
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Partidarios y detractores de la Iglesia debaten si estos elementos son inocuos o si refuerzan las sospechas de que la Iglesia es un nido de propaganda prorrusa y de recopilación de información de inteligencia.
Lo que no fue ambiguo fueron otras fotos compartidas por la agencia, conocida como SBU, publicadas el miércoles: algunas muestran a un oficial ucraniano armado y parado fuera de una iglesia, otras a oficiales musculosos y camuflados interrogando a clérigos con barbas largas y sotanas.
Tales acciones ilustran la creciente presión que el gobierno ucraniano está ejerciendo sobre la Iglesia Ortodoxa Ucraniana, que ha tenido vínculos centenarios con Moscú, a medida que la brutal invasión rusa se adentra en el décimo mes de una guerra que ha tenido aspectos religiosos desde el principio.
El presidente Volodymyr Zelenskyy anunció el viernes pasado medidas dirigidas principalmente a la Iglesia Ortodoxa Ucraniana (IOU), que es una de las dos principales iglesias ortodoxas del país tras el cisma de 2019. Aunque la IOU declaró su independencia de Moscú en mayo, tal declaración es más fácil de decir que de lograr en medio de las complejidades del cristianismo ortodoxo oriental. Además, muchos ucranianos no creen que sea realmente independiente de Moscú.
Zelenskyy pidió una legislación que prohíba que “las organizaciones religiosas afiliadas a centros de influencia en la Federación Rusa operen en Ucrania”.
También quiere que se revisen los lazos “canónicos” entre la IOU y el Patriarcado de Moscú —el centro de la Iglesia Ortodoxa Rusa— y el estatus del venerado monasterio de Pechersk-Lavra, de un milenio de antigüedad, en Kiev, ahora propiedad del gobierno, pero ampliamente utilizado por la IOU. El gobierno también impuso sanciones a su abad, otro eclesiástico rico y varios obispos en Rusia o partes de Ucrania controladas por Rusia.
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“Aseguraremos, en particular, la independencia espiritual” del país, afirmó Zelenskyy. “Nunca permitiremos que nadie construya un imperio dentro del alma ucraniana”.
El asunto está poniendo a prueba si la joven república puede sobrevivir a los ataques rusos, mientras como un estado pluralista respeta la libertad de conciencia. También aumenta las apuestas, ya que las dos iglesias ortodoxas rivales compiten por la lealtad de la población ortodoxa mayoritaria del país y por las propiedades de la Iglesia.
Destacados líderes de la IOU dicen que han apoyado lealmente a Ucrania desde el comienzo de la guerra y que una campaña represiva del gobierno sólo dará una victoria mediática a Moscú, que ha alegado defender de la persecución a los ortodoxos de Ucrania.
“Es un suicidio nacional cuando ellos calumnian e intentan ‘prohibir’ a una parte de su propio pueblo”, estimó el reverendo Mykolay Danylevich, quien a menudo se ha desempeñado como portavoz de la IOU. Sin embargo, las medidas de Zelensky tienen el respaldo de un obispo de una iglesia rival de nombre casi similar: la Iglesia Ortodoxa de Ucrania, que no tiene vínculos con Moscú.
“Tal vez sea psicológicamente difícil que esto esté sucediendo ahora en los monasterios y templos”, declaró el metropolitano Oleksandr de la Catedral Ortodoxa de la Transfiguración de Jesús en Kiev. Habló con The Associated Press a la luz de las velas, en medio de apagones controlados. “Pero creo que es mejor que haya búsquedas en lugar de que algunas personas ayuden a guiar los misiles enemigos”, agregó.
El gobierno del presidente estadounidense, Joe Biden, dice apoyar la autodefensa de Ucrania y esperar que cumpla con el derecho internacional en cuanto a la protección de la libertad religiosa.
La IOU ha sido leal al patriarca de Moscú desde el siglo XVII.
La rival de la IOU, la Iglesia Ortodoxa de Ucrania, recibió en 2019 el reconocimiento del patriarca ecuménico de Constantinopla, pero los patriarcas ortodoxos de Moscú y la mayoría de los demás se negaron a aceptar esa designación.
La invasión rusa de febrero subrayó la alianza entre el presidente Vladimir Putin y Cirilo, el patriarca de la Iglesia Ortodoxa Rusa, quien aseguró que el Kremlin estaba defendiendo a los ucranianos del liberalismo occidental y sus “desfiles gay”.
Desde el principio, la IOU denunció la invasión y tales justificaciones, respaldando a Ucrania. En mayo, la Iglesia declaró su propia “autosuficiencia e independencia” de Moscú.
Aunque eso sonaba definitivo, la IOU no llegó a declararse “autocéfala”, el estándar de oro de la independencia entre los ortodoxos. Eso fue en parte para mantener los lazos con las iglesias ortodoxas de otros países que no habían aceptado tal estatus. La IOU mostró una frialdad litúrgica frente a Moscú al abandonar la conmemoración de Cirilo como su líder en el culto público y bendecir su propio aceite sacramental en lugar de utilizar el provisto por Moscú.
Estos actos representan “un paso enorme” en el mundo ortodoxo, incluso si parecen arcanos, opinó Elizabeth Prodromou, integrante del Centro para Eurasia del Atlantic Council, un centro de estudios estadounidense con sede en Washington, D.C.
Aun así, algunos ven a la IOU como alineada todavía con Moscú y con el concepto del “mundo ruso” de unidad política y espiritual de rusos, ucranianos y bielorrusos.
“Lo que la gente quiere es que la Iglesia deje muy claro quiénes son, para quién están”, afirmó el archimandrita Cyril Hovorun, nativo de Ucrania y profesor de Eclesiología, Relaciones Internacionales y Ecumenismo en el Sankt Ignatios College, de la University College en Estocolmo.
El servicio de contrainteligencia de Ucrania, conocido como SBU, cateó el mes pasado el histórico complejo Pechersk Lavra, citando un incidente en el que “se cantaron canciones que elogiaban al ‘mundo ruso’”.
El SBU dijo que buscó 350 sitios religiosos en Ucrania el mes pasado y más esta semana. Alegó que las inspecciones arrojaron materiales prorrusos y acusó a un obispo de enviar mensajes a favor de Rusia. El miércoles, informó que un sacerdote de la IOU de Lysychansk fue sentenciado a 12 años por alertar a los invasores rusos sobre las posiciones de las tropas ucranianas.
Si bien la evidencia muestra que algunos dentro de la IOU siguen respaldando a Moscú, esa Iglesia también ha estado públicamente en desacuerdo con la posición del patriarca Cirilo, recalcó Prodromou.
Cualquier acción de cumplimiento de la ley debe ser transparente y respetar la libertad religiosa garantizada en la constitución de Ucrania, añadió Prodromou, exvicepresidente de la Comisión para la Libertad Religiosa Internacional del gobierno de Estados Unidos.
Incluso si hay elementos prorrusos en la Iglesia, “todavía plantea la pregunta de qué se debe hacer y si este es un paso prudente por parte del gobierno ucraniano”, agregó, señalando que en una Ucrania pluralista, una reducción de la libertad religiosa para un grupo sería preocupante para otros.
“Esta no es solamente una cuestión ortodoxa. Estarán pendientes otras comunidades: los protestantes, los greco-católicos, los judíos y los musulmanes” así como la Iglesia Ortodoxa de Ucrania.
La IOU está siendo presionada por todos lados, desde los rusos que reclaman la Iglesia como propia hasta los ucranianos que ven a la Iglesia Ortodoxa de Ucrania como la verdadera iglesia nacional, subrayó John Burgess, profesor del Seminario Teológico de Pittsburgh y autor de “Holy Rus’: The Rebirth of Orthodoxy in the New Russia” (“El renacimiento de la ortodoxia en la Nueva Rusia”).
El propio Zelenskyy está en aprietos, agregó Burgess: “Hay tal sentimiento antirruso que (con) cualquier cosa que de alguna manera pueda ser considerada como prorrusa, él está siendo muy presionado para que haga algo al respecto”.
Pero Prodromou dice que tratar a toda la IOU como desleal “sería un error basado en la evidencia empírica y también sería imprudente, porque socavaría la posibilidad de una reconciliación total” entre las dos iglesias ortodoxas.
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Smith reportó desde Pittsburgh.
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La cobertura religiosa de The Associated Press recibe apoyo a través de la colaboración de la AP con The Conversation US, con financiación de Lilly Endowment Inc. La AP es la única responsable de este contenido.